El pasado viernes, 29 de febrero, tenía lugar la mesa redonda sobre ‘Experiencias emprendedoras’ -e inspiradoras-. Ocurría en el marco de la semana ‘Mujer y Emprendimiento’ organizada por Zaragoza Activa. ¿El objetivo? Por un lado visibilizar y reconocer los proyectos de emprendimiento liderados por mujeres. Y, por otro, dotar de herramientas a las emprendedoras para superar las barreras de género existentes en este sector. Y qué mejor que hacerlo tan solo unos días antes de la celebración del 8M, Día Internacional de la Mujer.
Las invitadas a esta cita fueron, nada más y nada menos que cuatro mujeres de armas tomar. Ana Hernández, Directora de Cultura de Nunsys Group; Marta Leciñena, coach y mentora especializada en infancia y adolescencia; Miriam Almazán, Socia Directora en Afiris asesoría de empresas e Inmaculada Avellaneda, HR Manager, directora de RRHH en CERLER Global Electronics y vicepresidenta de la Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza. ¿Alguien da más?
Barreras en el mundo del emprendimiento
Uno de los principales puntos de tratados durante esta mesa de experiencias emprendedoras fue la identificación de las barreras que enfrentan las mujeres al lanzarse al emprendimiento. Las particpantes destacaron la importancia de conocerse a una misma, de entender el propósito detrás de sus acciones y, sobre todo, de superar el síndrome del impostor, algo que les ha permitido avanzar con confianza en sus proyectos.
En cuanto a la participación de las mujeres en los ámbitos de la industria y de tecnología, las presentes destacaron que tan solo alrededor del 25% son mujeres, “y muchas ocupan puestos administrativos o de mano de obra no cualificada”, añadían.
Además, destacaban que existen dos “handicaps principales” que afectan en cualquier ámbito laboral: la falta de formación continua en un mundo muy variable y la dificultad para conciliar la vida laboral y la personal. En este punto, todas ellas destacaron la importancia de la corresponsabilidad desde un punto de vista social en este aspecto, ya que socialmente “hay una serie de condicionantes que siempre recaen en las mujeres”.
“Las mujeres a veces somos nuestras peores enemigas”
“Las mujeres a veces somos nuestras peores enemigas”, comentó una de las ponentes, refiriéndose al síndrome del impostor y la necesidad de que las mujeres reconozcan y valoren sus propias habilidades y logros.
Otro tema relevante durante la velada fue la necesidad de aprender a venderse a sí mismas y reconocer el valor de sus habilidades. De hecho, se instó a las mujeres a ocupar espacios, poner límites y no temer pedir ayuda cuando sea necesario.
Las principal diferencia de los proyectos empresariales que crecen más es la mentalidad empresarial. Las personas que la tienen ven su proyecto como algo más grande. En cuanto al acompañamiento de los jóvenes para sacar su potencial, se enfatizó en la importancia de darles su espacio y fomentar el seguimiento del camino del corazón y la intuición.
Hernández, que hizo las veces de moderadora de la mesa, reconocía que las invitadas eran “tres mujeres impresionantes” que iban a hablar de la relación de la mujer con el dinero, del famoso Síndrome del Impostor y el peso de la intuición, y del intraemprendimiento: “Emprender se puede hacer tanto por cuenta propia como por cuenta ajena, y queremos ahondar en este nuevo paradigma así como de la importancia de crear una red, de pedir ayuda y de formarse de manera continua”.
Una radiografía del emprendimiento en femenino
“En general, a las mujeres nos cuesta más hablar de dinero y gestionarlo y la parte económica del proyecto suele costar más aterrizarla. Cuesta un poco más, pero hay que tener en cuenta a los proyectos viables y sostenibles“, explicaba Almazán, que asesora proyectos de todo tipo en Aragón.
Por su parte, Leciñena, especializada en el mundo del coaching, aseguraba que la inseguridad en una misma es una de las grandes limitaciones: “Hay veces que no estas demasiado segura de lo que estás haciendo. Ycuando esto ocurre, enseguida aparece el síndrome del impostor a visitarte”.
Por su parte, Avellaneda, ponente que cuenta con una dilatada experiencia en la industria del metal, destacaba varios puntos. Por ejemplo que existen más dificultades a la hora de acceder a puestos de responsabilidad para las mujeres. Una realidad que afecta a muchos otros sectores: “Es cierto que el entorno industrial está muy masculinizado, unido a problemas en temas de formación y conciliación o corresponsabilidad”.
Finalmente, el broche de oro versó en torno a una idea muy clara: que conocerse a sí mismo, abrir la mente y rodearse de una red de apoyo son tres factores fundamentales para superar las barreras y alcanzar el éxito en el mundo empresarial.