Mauro Gil-Fournier Esquerra es co-fundador junto a Esaú Acosta y Miguel Jaenicke de la oficina de arquitectura Estudio SIC y co-impulsor de la plataforma abierta VIC (Vivero de Iniciativas Ciudadanas). Junto a ellos y muchas más personas que colaboran en diferentes proyectos desde la plataforma abierta VIC, llevan cinco años investigando y practicando desde el Vivero desarrollos de la arquitectura.
Eres co-impulsor del Vivero de Iniciativas Ciudadanas (VIC), “un proyecto con ánimo de promover la innovación y el empoderamiento urbano”… Háblanos un poco más de todo esto…
El vivero es una plataforma abierta que trabaja por el empoderamiento urbano de la ciudadanía. Es una plataforma de investigación y acción que se centra en las transferencias de la innovación ciudadana al espacio público. Observamos las iniciativas ciudadanas como eje fundamental de los cambios y apropiaciones que se dan hoy en el espacio público de una manera informal, adaptativa y resiliente de estas prácticas y que modifican el entorno urbano donde las iniciativas operan. Trabajamos mediante proyectos diferentes infraestructuras desde las que proponer diferentes modelos de espacio público y trabajo con lo informal como medio para transparentar otras formas de entender nuestras esferas de relación común y su vinculación con el espacio en el que nos movemos. Por último, compartimos todas nuestras experiencias en un formato abierto que sirva para que tod*s pasemos de personas empoderados en lo urbano a ciudadanos emancipados para llegar a ser productores de espacio público.
Vienes a hablarnos sobre el espacio público y la lucha entre los ciudadanos y poderes económicos por controlarlo… Adelantamos un poco la respuesta a la pregunta que titula la actividad: ¿es público el espacio público?
El espacio público es una categoría que surge en el siglo XIX y se ha visto alterada con los procesos de la modernidad y más tarde con la aparición de los media y la sociedad post-fordista. Hoy en la sociedad-red el espacio público no es más algo que podamos nombrar, definir y localizar de manera precisa, sino una propiedad que podemos desvelar en determinados procesos. Tendríamos que preguntarnos: ¿Dónde encontramos el espacio público? ¿Bajo qué formas aparece? ¿Qué principios lo hacen aparecer? ¿Es efímero y performativo o podemos encontrarlo de manera permanente? Desde el vivero elaboramos procedimientos que nos ayudan a encontrarlo, visibilizarlo y hacerlo replicable. El espacio público no es más que un espacio de resistencia en el mundo contemporáneo.
Una pregunta más técnica: ¿la arquitectura puede transformar nuestra forma de relacionarnos con el espacio público?
Por supuesto que sí. La arquitectura como dispositivo espacial y discursivo media nuestra relación entre el espacio, los objetos y nuestras relaciones. No solo la arquitectura conforma el espacio público, las políticas, las normativas, el control, la vigilancia y muchos más dispositivos que de forma coordinada conforman las definiciones de lo público. Pero la arquitectura puede transferir otros discursos y políticas más inclusivas, abiertas y libres que transformen la idea de lo común, y servir como medio de transferencia para empoderarnos y ser críticos en la ciudad de hoy. Y no sólo con el espacio público, sino con las nociones que podemos tener sobre lo doméstico, lo cotidiano, el territorio o la naturaleza.
En el anterior fórum sobre “Nuevos procesos de participación y de innovación ciudadana”, Daniel Sarasa (Project Manager en eTopia) propuso un concepto que os gustó bastante: el movimiento “city makers”. Apuesta por crear infraestructuras que permitan la participación ciudadana directa sobre las propias infraestructuras, una “arquitectura abierta”. ¿Se puede crear una arquitectura en “código abierto”?
La cuestión no es si se puede o no se puede. La pregunta es cómo podemos tener más capacidades para influir sobre lo urbano. Hoy retomamos las ideas del Do-It-Yourself, y también podemos aplicarlo a lo urbano. Muchas iniciativas ciudadanas ya lo hacen en diversos campos. Estas iniciativas ya están empoderadas y desarrollan una política abierta y de aprendizaje sobre nuestras capacidades urbanas. Nuestro trabajo se basa en esa capacidad por crear infraestructuras de diversos tipos donde tod*s seamos un poco makers. Infraestructuras mediadoras, relacionales y facilitadoras que soporten en el concepto que venimos desarrollando de Infraestructuras ciudadanas, dispositivos que producen espacio público allí donde se inserten.
Interpretando un poco el discurso de Hannah Arendt sobre el espacio público como espacio político… ¿A menor cantidad de espacios públicos, menor (o de peor calidad) es la Democracia?
El espacio público puede ser un indicador democrático pero no el único. Tendríamos que medir los espacios de resistencia, de disenso y de diversidad política. La democracia griega alejaba de los espacios públicos a mujeres, esclavos e inmigrantes, pero las mujeres griegas conformaban sus propios espacios públicos en la noche y en las azoteas como explica Richard Sennett en “Carne y Piedra”. Nuestros espacios públicos también segregan a otras minorías. Si pensamos el espacio público como un procomún, también existirán conflictos no resueltos en él. Así que la cuestión democrática en los espacios públicos podía ser: ¿Podemos construir espacios públicos para la cooperación en los conflictos? Una sociedad que discute entre un número mayor de agentes, sobre el uso de todos sus recursos y plantea diferentes modelos de gobernanza que pueden convivir simultáneamente será una sociedad de mayor calidad democrática.
Volviendo un poco a VIC… Uno de vuestros principales proyectos es catalogar todos los agentes, lugares e iniciativas ciudadanas basados en la innovación social y, en gran medida, en un empoderamiento de la ciudadanía. Dos preguntas: uno, con el estallido de la crisis económica, ¿ha habido un incremento de este tipo de iniciativas?; dos, ¿estas iniciativas tienen caducidad a una “mejora” en las condiciones económicas de la Sociedad?
Desde VIC pensamos que antes que continuar construyendo nuevas realidades, podemos observar de una forma crítica la realidad que nos va a desvelar muchos más proyectos que están sobre la mesa y quizás no desarrollados en profundidad. Nuestros procedimientos de visibilización de estas formas llevan tiempo, antes de la crisis, poniendo en valor las prácticas ciudadanas abiertas, horizontales e inclusivas. La crisis como ausencia de determinados recursos a impulsado muchas de ellas, pero también la crisis ha transparentado muchos más recursos con los que poder trabajar y pensar en una sociedad de la abundancia. Muchas iniciativas pueden ser startup urbanas y desarrollar otros modelos económicos que soporten y hagan duraderas estas iniciativas. La ciudad no volverá a ser lo que era.
Por último… Una de las cuestiones que se trataron en el pasado fórum “Creatividad, innovación y ciudadanía” fue, precisamente, uno de los leitmotiv de vuestro proyecto: el empoderamiento de la ciudadanía. Eduardo Cariñena (ex-coordinador del proyecto Made in Zaragoza) destacó como principal eje vertebrador de una política cultural pública exitosa que “la Administración Pública sea un mero facilitador para potenciar iniciativas particulares”… ¿Debe ser la Administración Pública un mero nexo entre los ciudadanos y las inquietudes privadas o, como diría Marcos García (de Medialab-Prado) existe un riesgo de que esto sea un pretexto para reducir los servicios públicos?
Pensamos que no solo la administración debe ser facilitadora. Nosotros como arquitectos defendemos una posición middle-out, que significa que no somos más mediadores entre una administración y una ciudadanía sino que define una posición donde todos somos mediadores simultáneamente. Es un ejercicio de co-responsabilidad y distribución de poder entre diferentes agentes. Todos nos hacemos mediadores. La administración rebaja su posición de poder y la ciudadanía se empodera. Esta situación middle-out para superar la dicotomía bottom up- top down será fundamental para entender otros procesos de relación entre agentes en redes más horizontales y distribuidas como forma de operar en el medio urbano durante los próximos años.