Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y explorador de nuevas formas de activar el espacio expositivo como lugar de encuentro, de diálogo y de experimentación y producción… Marcos García es el responsable de desarrollo de contenidos y coordinación desde finales de 2006 en el programa cultural de Medialab-Prado (junto con Laura Fernández).

Este jueves viene a Zaragoza Activa para hablarnos sobre las nuevas formas de participación e innovación ciudadana, y cómo los espacios culturales pueden trascender mera la transmisión de ‘contenidos’. [Click aquí para inscribirse] Queríamos conocerle mejor antes de que debatamos con él, y por eso lo hemos le hemos hecho un pequeña entrevista para nuestra sección #inteligenciasocial.

Eres parte de Medialab-Prado, un laboratorio ciudadano que permite la experimentación en diversos campos, desde la deliberación hasta el proceso de producción hasta . En tus palabras, ¿qué es y qué es lo que busca?

Es un centro cultural municipal, del Área de Las Artes, Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid. Como cualquier centro cultural de esta naturaleza busca dar un servicio público y construir comunidad, pero a diferencia de las instituciones culturales que hemos heredado, que funcionan principalmente como espacios de exposición para dar acceso a una serie de bienes culturales, Medialab-Prado ofrece un lugar en el que cualquiera pueda participar en procesos colaborativos de producción y experimentación. Es decir, la comunidad o comunidades que se construyen en Medialab-Prado lo hacen en el desarrollo de proyectos colectivos. En vez de funcionar sólo como un espacio de transmisión de ‘contenidos’ es una plataforma donde las personas se juntan para hacer cosas juntos. Para ello Medialab-Prado se apoya en las herramientas y las prácticas colaborativas que han surgido de las redes digitales.

Aquí en Zaragoza, en 2012, comentaste en las jornadas de “Destrucción Creativa” de eTopia que la Administración Pública es muy rígida a la hora de facilitar una apertura de los procesos (Open-Data), la replicabilidad de los proyectos y nuevas formas participación ciudadana (enlace a la ponencia de Marcos García). ¿Seguimos siendo demasiado rígidos a la hora de flexibilizar la Administración Pública a la participación privada ciudadana?

Se han generado muchas expectativas en torno a la idea de gobierno abierto y las nuevas formas de participación ciudadana. El punto de partida debería ser desarrollar políticas de datos abiertos y de rendición de cuentas, y habilitar espacios para la participación ciudadana apoyándose en herramientas digitales. Creo que es una transformación compleja y que no va a darse de manera instantánea y en bloque. Es en las administraciones locales y en proyectos piloto en instituciones concretas en las que se deberían ensayar nuevas formas de gobierno capaces de incluir de manera efectiva la participación de los usuarios en el diseño y la gestión. El ámbito de la cultura debería ser el más propicio para experimentar estos nuevos modelos de organización.

Siguiendo con tu ponencia… Remarcaste una preocupación que nos gustaría que desarrollaras: ¿potenciar iniciativas ciudadanas privadas conllevará el desmantelamiento de los servicios públicos?

Es un asunto muy delicado. El peligro que veo es el siguiente: si las instituciones públicas se abren a procesos de co-gestión de los recursos públicos, esto quiere decir que hay una parte de los trabajos remunerados que en principio los llevaban a cabo empleados públicos y que ahora los desarrollarían personas de manera voluntaria. Siguiendo esa lógica se podría llegar a la conclusión de que podemos abrir una biblioteca pública sólo con trabajadores voluntarios y sin contar con bibliotecarios profesionales. El reto está en mejorar las instituciones públicas ampliando el repertorio de las formas de participación y de implicación de los usuarios, no para que estos lleven a cabo tareas rutinarias que no se pueden cubrir por falta de presupuesto, si no para que cualquiera pueda desarrollar sus capacidades y autonomía en la construcción de un proyecto común, que por supuesto también incluya el saber experto de los profesionales.

¿Los espacios digitales/virtuales (y especialmente las redes sociales) han restado fuerza a los espacios físicos a la hora de fomentar la cultura colaborativa? ¿Estamos caminando hacia una cultura colaborativa sin personas?

Si bien es cierto que la red puede generar aislamiento y sociofobia, también ha propiciado nuevas formas de acción colectiva y ha hecho visible la necesidad que tenemos las personas de sentirnos parte de la construcción de proyectos colectivos. Estas prácticas colaborativas han propiciado nuevas metodologías del encuentro en el espacio físico que también se conocen como tecnologías de los espacios abiertos, que habilitan lugares en los que los participantes son siempre potenciales interlocutores. Es el caso de los BarCamps, sesiones de conferencias en las que no hay un programa preestablecido y son los participantes los que actúan como ponentes de manera más o menos improvisada; o los Hackathones, encuentros de uno o dos días en los que los participantes desarrollan proyectos de manera colaborativa. Así hemos asistido a la aparición de nuevos espacios estables para la producción colaborativa como los espacios hacker, los maker spaces, los espacios de co-working, laboratorios ciudadanos, que se suman a las múltiples arquitecturas para la recepción colectiva que hemos heredado como el auditorio, el aula, las salas de cine, las bibliotecas, los museos, incluso la televisión y la radio… lugares estos últimos en los que las audiencias casi no interactúan entre sí.

Está claro que abrir la participación de los ciudadanos a cualquiera de vuestros proyectos los enriquece con nuevas ideas, puntos de vista y diferentes fuerzas de trabajo. ¿Puede llegar a resultar un problema un exceso de participación a la hora de desarrollar proyectos en plazos de tiempo razonables?

Hasta ahora no nos hemos encontrado con un problema de exceso de participación en el desarrollo de un proyecto. Por otro lado, aunque uno de los objetivos de Medialab-Prado es que se desarrollen proyectos y que estos sean de calidad, este no es el principal objetivo. Lo principal es construir comunidades: comunidades de aprendizaje formadas por personas con distintos perfiles y distintos niveles de especialización que antes no se conocían, y que quieren compartir conocimientos y participar en un experimento de convivencia. Partiendo de esta base, desde Medialab-Prado tratamos de habilitar un espacio en el que el proyecto pueda desarrollarse en las mejores condiciones y llegar a un resultado satisfactorio.

Volviendo a MediaLab-Prado… Vuestros proyectos se basan en grupos de trabajo para producir e investigar muy diversos temas: arte, participación ciudadana, economía, programación en código abierto… e incluso innovación a través del papel. Cuéntanos alguno de estos proyectos…

Mencionaré tres de los proyectos más recientes:

| Miel de barrio
Es un grupo de trabajo que está explorando las posibilidades de la apicultura urbana para hacerla posible en Madrid. Me parece destacable porque reúne a personas con perfiles muy diversos: apicultores, ecologistas, artistas, diseñadores y arquitectos que quieren trabajar en la construcción de nuevos diseños de colmenas, además de hackers que están experimentando con componentes electrónicos y sensores para monitorizar la vida en la colmena.

| Coder Dojo
Es una red internacional de comunidades de aprendizaje formadas por niños, jóvenes, padres y mentores voluntarios para introducirse en el arte de la programación que surgió en Irlanda en 2011. El grupo de Medialab-Prado se reúne todos los sábados por la tarde y desde sus inicios el pasado abril el grupo no ha parado de crecer.

| El proyecto de Innovación Ciudadana de SEGIB
Desde Medialab-Prado colaboramos con la Secretaría General Iberoamericana y su proyecto para fomentar la innovación ciudadana en los Estados Iberoamericanos. En especial nos interesa el papel que pueden desempeñar los laboratorios ciudadanos en el desarrollo de la innovación ciudadana y cuáles son sus características principales.

Por último, una técnico-filosófica… La impresión en 3D (que es uno de los proyectos que más desarrollais en MediaLab-Prado), ¿será la nueva Revolución de los modos de producción? ¿Seremos capaces de imprimir nuestros sueños?

Más allá de las aplicaciones que pueda tener la fabricación digital en múltiples ámbitos como el de la salud, el diseño industrial o la arquitectura, creo que si hubiera una revolución en los modos de producción ésta se estaría dando en el ámbito del diseño y del hardware libre. Me refiero a proyectos como Arduino o RepRap, que permite el diseño e implementación distribuida de impresoras 3D. Se trata de proyectos que permiten a los usuarios el diseño y el control de infraestructuras y medios de producción, y que han dado lugar a iniciativas como Open Source Ecology, una plataforma abierta y distribuida para diseñar y construir 50 equipos básicos de maquinaria agrícola e industrial que permita “la construcción de una pequeña civilización con las comodidades modernas.”
Una impresora 3D nunca será capaz de imprimir nuestros sueños. Nuestros sueños se cumplirán en la medida en la que seamos capaces de usar el potencial de las redes digitales para construir un mundo más justo.

Zaragoza Activa

Somos un servicio público cuya misión es impulsar un ecosistema emprendedor, innovador, creativo y colaborativo en Zaragoza. Economía Colaborativa + Creatividad + Innovación Social.

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