Hay un hecho evidente y prominente: que los cuerpos humanos son cuerpos vestidos, por lo tanto, el mundo social es un mundo de cuerpos vestidos. La ropa o los adornos son uno de los medios mediante los cuales los cuerpos se vuelven sociales y adquieren sentido e identidad. La ropa es una de las formas en que las personas aprenden a vivir en sus cuerpos y se sienten cómodos con él.
Pero, la industria de la moda ha desechado y/o excluido durante muchos años a los cuerpos que no aceptaban o no se enmarcaban en los cánones del capitalismo y el patriarcado. Sin embargo, existen numerosas voces pertenecientes a la crítica social y cultural, como la feminista, que defienden un discurso crítico contra el culto al cuerpo y la moda. Desde esta mirada, el Grupo Residente Economías Feministas-Zaragoza Activa y el Colectivo Mottainai.zgz, ha mantenido y mantiene numerosos encuentros, para cuestionarse los numerosos entresijos que componen la cadena de suministro de la industria textil.
Precisamente, en los diferentes debates y talleres que hemos realizado juntas, nos hemos cuestionado constantemente los principios éticos que se plantean en la producción de prendas: desde los procesos productivos, pasando por la modelación de los cuerpos y la importancia en las redes económicas que imperan en torno al sector textil.
Es por ello, que conjuntamente nos planteamos el reto social de crear un entorno de pensamiento y construcción colectiva en torno a la Moda Sostenible. La moda sostenible hace parte del diseño sostenible que tiene como fin la elaboración de productos considerando el impacto ambiental y social que puede tener en todo su ciclo de vida, incluyendo su huella de carbono e hídrica, los residuos que genera y el impacto socio-económico que produce.
Nos asusta el consumo compulsivo y la tendencia instalada de hacer todo desechable y obsoleto, el llamado low cost, que va desde los objetos materiales hasta el cuerpo de las personas. La creencia de que vivimos en un planeta infinito y de que lo económico solo tiene una vía de desarrollo hacia el crecimiento, dejando de lado la sostenibilidad de la vida. Así, las sociedades capitalistas se han construido de espaldas a las bases materiales que mantienen la existencia, priorizando el incremento económico y la acumulación, y declarando la guerra a los cuerpos y a los territorios.
Por estas razones y bajo una ética de consumo consciente queríamos abrir un espacio de reflexión social en torno a la moda centrándonos en una revisión del concepto de cuerpo y economía que se maneja e impone desde las diferentes esferas de poder. Incidiendo en la deconstrucción del cuerpo como un real vivido y en la economía circular y ecofeminista en las alternativas, cada vez más reales y numerosas, de la industria de la moda.
De esta manera, empezamos a crear de manera conjunta las Jornadas Utopimoda, que tendrán lugar los jueves 9, 16, 23 y 30 de Marzo en la Azucarera-Zaragoza Activa. A través de charlas formativas y talleres participativos, queremos avanzar en la generación de un grupo de actuación e intercambio de conocimiento y de innovación en nuevas economías feministas en torno a la producción de moda sostenible.
En Utopimoda queremos cuestionarnos, entre otras cosas, nuestros actos cotidianos, como es el de la compra, ya que cuando lo realizamos, no sólo tenemos ocasión de ser coherentes con nuestros valores, de sentirnos bien internamente, sino que también contribuimos a la toma de decisiones sobre qué bienes se producen, con qué características y quiénes lo hacen. Un bien o servicio sólo permanecerá en el mercado mientras existan compradores que lo adquieran. Ahí radica nuestro poder. Primemos a aquellas que lo hacen mejor, para que permanezcan y mostremos lo que queremos como personas conscientes. En ese sentido, estamos interesadas en que la ciudadanía tenga mayor información sobre la ropa que usa, que recapacite antes de adquirir una prenda de vestir, y que tenga mayor conciencia sobre sus hábitos de consumo y uso.
Asimismo, reflexionar sobre estos conceptos en un espacio social multidisciplinar y multicultural, como es La Azucarera, implica seguir en el camino de un programa social, que a partir de algo de uso cotidiano como lo es la ropa, se enseñe a la ciudadanía a ser conscientes y responsables de sus cuerpos, entornos sociales y realidades medioambientales.