¿Estás dispuesto a trabajar 3 horas más de tu horario todos los días? Preguntas incómodas como ésta o incluso más personales pueden ser utilizadas en entrevistas de trabajo u otros ámbitos. Pero, ¿cómo podemos responderlas para no dar mala imagen? Pienso que todos han pasado por este tipo de preguntas que han generado más de un sudor y han salido como han podido de ellas.
Por lo general, todos nos sentimos cómodos con preguntas que nos es fácil responder, que no nos molestan o que son obvias. Da igual que estas preguntas nos las formulen en una entrevista de trabajo, en un proceso de venta, en una reunión para cerrar un proyecto o que nos las planteemos nosotros mismos. Son preguntas conocidas y están dentro de nuestra zona cómoda.
Lo malo viene cuando nos formulan preguntas incómodas, que no esperamos o que no queremos que nos planteen para no tener que afrontarlas. A veces, es más cómodo mirar hacia otro lado. En otras ocasiones, muchas personas tiran balones fuera y siempre la culpa es de los demás o de circunstancias externas, nunca de ellas mismas.
Partamos de la base de que no podemos controlar todo en nuestras vidas, por lo que deberemos asumir nuestra responsabilidad viviendo nuestra vida con valentía y dándolo todo. Tenemos que aceptar que la incertidumbre es parte de nuestra vida. La sorpresa puede ser buena, regular o mala, aunque esto es la vida misma.
Y bien, ¿cómo afrontar las preguntas incómodas en cualquier faceta de nuestra vida?
1.- Conócete a ti mismo
Para empezar: ¿cuánto tiempo dedicáis a escucharos a vosotros mismos? Es bueno que os conozcáis bien y os dediquéis tiempo a vosotros mismos. No olvidéis cuidaros y trataros bien. Es importante que os preocupéis de los demás, aunque no al precio de olvidaros de vosotros mismos. Esto ayuda a saber en qué momento te encuentras en tu vida. Debes ser objetivo para determinar si todas tus facetas de tu vida están en equilibrio. Es decir, tenéis que haceros un inventario vital. Suele pasar que no nos escuchamos por no afrontar cosas que nos duelen o molestan. El mirar hacia otro lado no soluciona nada. Todo comienza por preguntarte a ti mismo: ¿cómo estoy?, ¿por qué motivo no estoy feliz con mi vida personal, profesional y/o social? Las respuestas deben ser sinceras y responder con la verdad. A partir de ahí, habrá que buscar cómo solucionar lo que te incomode.
2.- Piensa qué preguntas te molestan
Ahora que ya te conoces un poco mejor, debes continuar con la sinceridad hacia ti mismo. No existen preguntas más o menos incómodas sino que existen preguntas que nos incomodan o molestan más o menos. También depende de quién nos formule la pregunta, el tono en que se haga o cómo se plantee. Por lo tanto, piensa qué preguntas te molestan y sobre qué temas tienen relación esas preguntas. A unas personas les molestará que les pregunten por su despido, a otras por sus carencias formativas, a otras por sus problemas familiares, a algunas por sus problemas económicos, a otras por sus fracasos y podría seguir. Para empezar, cuando te molesta que te pregunten de algo es porque no lo tienes asumido. Debes aceptar las situaciones y solo asumiéndolas aprendemos de ellas y avanzamos.
3.- Vive en el presente
No vale que digáis que determinadas personas tienen mala fe al preguntarte sobre un tema que te molesta. No les molesta a los que te preguntan, sino que te incomoda a ti. Ellos pueden intuir donde hay zonas incómodas y van a darte donde te duele. Por tanto, asume las diferentes facetas de tu vida. Todos en nuestras vidas tenemos cosas de las que nos sentimos orgullosos y otras que no nos enorgullecen tanto, aunque forman parte de nuestra vida. Todas esas circunstancias y cosas te han convertido en la persona que eres hoy mismo. La perfección no existe. Por lo tanto, debes aprender a ser indiferente con las personas que intentan buscarte las cosquillas por algo que te molesta. Tienes que saber cortar esas situaciones. A veces, te incomodan esas preguntas porque realmente no has integrado la realidad de esa situación. Debemos vivir en el presente no en el pasado o en el futuro.
4.- Anticípate
Debemos intentar ir un paso por delante de las situaciones. Piensa en una próxima entrevista de trabajo, reunión de trabajo, visita a un potencial cliente, reunión con un grupo de amigos, quedar con ese familiar con el que no tienes mucha relación o la situación que quieras imaginar. Ahora que ya tienes determinada la situación concreta, debes plasmar en un papel aquellas preguntas incómodas que te podrían formular en ese contexto. Debes pensar en preguntas más o menos predecibles, aunque también no previstas o que nunca puedes pensar que te planteasen. Una vez que tengamos todas esas preguntas escritas debemos afrontar cómo las responderíamos. Esto nos hace estar mucho más preparados ante situaciones y no improvisar. También quiero que penséis diferentes formas de formularos esa pregunta. Imaginemos que en tu último trabajo te despidieron. Esto se puede preguntar de muchas formas: ¿Por qué motivo saliste de tu última empresa? ¿Por qué te despidieron? ¿Qué problemas tenías en esa empresa para acabar de esa forma? ¿Crees que tu despido tuvo relación con tu valía, rendimiento o productividad? Ves que es lo mismo pero preguntado de diferentes maneras. Al formular estas preguntas, la respuesta puede ser interesante pero aún más lo será tu reacción.
5.- Prepárate para defender tu propuesta de valor
No pequemos de confianza; a veces, una situación de las que nos sentimos muy orgullosos a nivel profesional o personal, puede verse por el otro interlocutor como algo negativo o no tan positivo como nosotros pensábamos. Tendremos que tener argumentos para saber defender esas pegas que generan a esa circunstancia, competencia o capacidad. Tienes que saber defender tu propuesta de valor.
6.-No lo lleves al terreno de lo personal
No lleves las relaciones con las personas que te formulan preguntas sobre cosas que te incomodan a lo personal. Esas personas no son conscientes de todos los entresijos de esa historia. Céntrate en la situación y/o en los hechos.
Se trata de prepararte y darte cuenta de qué cosas te molestan sobre tu vida personal o profesional. Esto nos ayuda a entender las circunstancias y avanzar. También hace que visualicemos por qué reaccionamos de una forma u otra ante diferentes situaciones. Vamos mutando y no podemos dejar que nuestras circunstancias nos controlen, sino que debemos controlarlas nosotros.
A veces, las preguntas nos molestan porque permitimos que el miedo nos paralice. Debemos seguir adelante con acción y decisión.
Y a ti, ¿qué preguntas te molesta que te hagan?