Forma parte del dream team de La Colaboradora. Su nombre es uno de los más citados cuando se trata de ejemplificar casos de éxito. Ya lo hemos spoileado en el título, pero seguro que no te ha costado deducir de quién se trata.
La moda sostenible de Cris B ya se instaló hace algo más de un año en el casco antiguo de Zaragoza. Hasta su apellido, Bosque, simpatiza con su propuesta de valor: minimizar el impacto ambiental de la moda mediante el uso de materiales orgánicos y la producción en el entorno local de prendas únicas con la garantía de unas condiciones de trabajo éticas.
Del bullicio del tráfico y la agitación de las compras típicos de la calle don Jaime, a su tienda, en la calle San Félix, hay pocos pasos. Los suficientes para aplacar la fiebre del consumo y darse el tiempo de explorar el slow fashion. Unos escasos 70 metros que son alegoría de esa pequeña revolución que se consolida en la industria textil. La moda sostenible existe, hay que buscarla y encontrarla. Basta con querer bajarse del tren de la compra compulsiva.
El precio de la moda ética
Cris B reconoce que no puede competir en precios con las grandes corporaciones de la moda. Cuando los materiales con los que se trabaja son cultivados con respeto al medio ambiente y a las personas que los fabrican, la ética sube los precios y reduce los márgenes. Cristina no lo hace así solo por dormir con la conciencia tranquila, sino por convicción. Se dice “consciente de que me va a costar más salir adelante porque no puedo poner unos precios hiperbajos. No puedo comprar cualquier material ni cualquier color por la respuesta de los tintes, por ejemplo. Pero personalmente me compensa”.
En 2015 el español promedio gastó 612 euros en ropa, un 16% más que en 2009, según un estudio de EAE Business School. ¿Efecto de la recuperación económica? ¿Del marketing? ¿De la importación de campañas como el Black Friday o estrategias como el low cost y las mid season sales? Pese a los volúmenes crecientes de facturación, en la última década el total de empresas españolas dedicadas al sector textil se ha reducido a la mitad.
“Hay gente que no puede (comprar ropa sostenible por el precio) y que solo podrá comprar camisetas a 3 euros. Pero ¿y todos los que se compran no una sino 10 camisetas de 3 euros para tener más? Cris B no solo se trata de moda ecológica y sostenible, sino también de promover el consumo responsable. ¿Necesito tener 10 camisetas de 4 euros cada temporada?”, reflexiona.
En el océano, un bote salvavidas para la esperanza: “Algunas grandes marcas ya se están dando cuenta de que la moda con la etiqueta de ‘sostenible’ es tendencia; siempre tratando de sacar un beneficio de más, pero sí es cierto que algo está cambiando si se han dado cuenta de que tienen que incluir una línea ecológica si quieren seguir en la brecha”.
De la pantalla al tejido
Cristina es diseñadora gráfica de formación y artesana de corazón. Desde siempre se recuerda cosiendo, customizando su ropa o elaborando complementos. Hace unos cuatro años, cuando la contactaron desde la red de economía creativa Made in Zaragoza, llegó el momento de tomarse en serio la idea de dedicarse a la moda. Primero, participando en mercadillos efímeros. Desde 2014, como parte de La Colaboradora, en Zaragoza Activa.
Sus inicios formales como firma de moda están en el taller que mantuvo abierto en un piso hasta que en el otoño de 2015 subió por primera vez su persiana en la calle San Félix.
Diseña, busca proveedores de tejidos certificados, realiza sus compras, se coordina con su taller asociado en Huesca, atiende a sus clientes, gestiona sus redes sociales y mide sus resultados. Conoce, practica y domina las artes del emprendedor orquesta. “Es muy bonito emprender, pero trabajo 28 horas al día los siete días de la semana. O los ocho, que a lo mejor hay ocho días y no me he enterado”.
Y aunque mantiene guardada en el cajón la idea de incursionar, primero, en la moda infantil y después para hombre, siempre encuentra la forma de poder innovar. Por ello presume de tener la primera colección de lana ecológica que ha visto Zaragoza. Son prendas producidas manualmente y tan exclusivas que están numeradas “como los grabados, uno de uno: no hay uno de 10”.
Moda sostenible: un concepto por divulgar
Un día, Cristina encontró en su casa una máquina de escribir que ni siquiera recordaba que tenía. Y brotó la idea de que quienes pasaran por su tienda, clientes, amigos o curiosos, pudieran construir una historia hilada a partir de un personaje que ella propuso: Mir, una semilla de algodón ecológico. No todos los que participaron estaban familiarizados con los conceptos propios de la moda sostenible, por lo que la labor divulgativa se multiplicó. De ahí salió un concurso y hasta una edición del texto final en ejemplares de cuya venta espera donar un porcentaje a alguna organización sin ánimo de lucro.
Como a Cris B le gusta la autoría colectiva, le proponemos un juego, como si nos pusiéramos a tejer a dos agujas. Primero una puntada, después otra. Una idea y la palabra que le evoca. Esto fue lo que respondió:
Industria textil – Cambio
Moda – Pasión
Algodón – Comodidad y mucha agua
Ecología – Necesidad
Diseño – Sostenible
Low cost – Basura
Filas en rebajas – Consumismo
China – Pobreza
Clientes – Futuro
Proveedores – Dificultad
Emprender – Esfuerzo
Para conocer un poco más a Cristina y estar al día de sus novedades, puedes seguir su blog, su página de Facebook o su perfil de Instagram.