Cuando aún era un tierno infante recuerdo que los electrodomésticos duraban toda una vida. Sin embargo, en la actualidad todos ellos tienen una duración media. Muchos pensaréis que es casualidad y que depende del que compres. ¿Habéis oído hablar de la obsolescencia programada? ¿Y de la obsolescencia laboral?.

Al comprar una sandía o un melón entero, se supone que dándole golpes sabes si está en su punto o no. A veces esas frutas te salen insípidas. Toca seguir probando y alguna te saldrá rica y sabrosa. Por el contrario, lo que ocurre con los electrodomésticos y otros productos de consumo es que sufren la denominada obsolescencia programada. Esta es una acción intencional que hacen los fabricantes para que los productos dejen de servir en un tiempo determinado.

Al final, al fabricante le interesa que sigamos consumiendo y comprando el último modelo de todos sus productos o servicios. Está claro que, con un producto nuevo, además, puedes ganar en prestaciones. Aunque algunos productos, por su bajo coste, no los podemos cambiar con cierta regularidad (y parece que no pasa nada).

Me gustaría saber si, como profesional, te has planteado la siguiente pregunta: ¿Estás preparado para tu obsolescencia laboral?

Nuestros conocimientos, competencias y habilidades tienen una fecha de caducidad, ya que el mundo profesional cada vez cambia más rápido. Las empresas se dejan llevar totalmente por las tendencias y necesidades reales del mundo económico, productivo y laboral de cada momento. Por ello, necesitan unos conocimientos y competencias para solucionar unos problemas y buscarán a personas que los tengan. Puedes protestar y patalear diciendo que no te parece justo. Sin embargo, esto no te llevará a ningún lado. Plantéate qué puedes hacer para estar actualizado en lo profesional.

Las organizaciones y sus dirigentes no pueden pretender que la gente cambie sus conocimientos, habilidades y competencias cada tres meses. Esto es imposible e inviable. Por lo tanto, las ofertas de empleo deben estar ajustadas de forma objetiva a lo que realmente se necesita, para evitar la sobre cualificación de las personas que se incorporan a nuestra empresa. Esas personas, al final, se marcharán por no cumplir sus expectativas. Debe estar equilibrado lo que se pide y lo que se ofrece a cambio.

Puedes ser el mejor, por ejemplo, reparando tocadiscos, conduciendo triciclos o paseando gamusinos, pero… ¿Cuánta gente necesita realmente a personas con esos conocimientos o habilidades concretas? Ser bueno o especialista en algo no garantiza tener éxito si no es algo demandado o necesitado en la actualidad por otras personas. Si te ocurre esto, tienes que actualizarte o reciclarte para volver a tener una oportunidad en el mercado laboral.

Aquí te dejo algunos consejos sobre cómo evitar tu obsolescencia laboral:

Primero. El más importante eres tú mismo y esto requiere invertir tiempo en ti y en tu desarrollo. En muchas ocasiones, nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestras necesidades, dedicando tiempo a los demás. El tiempo va pasando y debemos aprender a invertirlo bien. No dejes para el futuro lo que puedas hacer en el presente. Lo único cierto es hoy, lo demás es incierto.

Segundo. Dedica un tiempo todos los años a formarte y actualizarte. Esto requiere planificarlo y tener fuerza de voluntad. Tienes que formarte en materias, conocimientos, habilidades o competencias que necesites en el desempeño de tu trabajo y/o profesión. No se trata de aprender cosas que te pueden venir bien para tu ocio y más cuando dispone de poco tiempo para aprender y formarte. Debes establecer tus prioridades y centrarte en ellas. “No tengo tiempo” es un comentario no válido. Tienes el mismo tiempo que Rafael Nadal, Irene Vallejo o Amancio Ortega. La diferencia radica en qué invertir tu tiempo y cómo invertirlo.

Tercero. Tienes que anticiparte: esto supone ir un paso por delante para tener cierta ventaja. Por supuesto, nadie somos adivinos ni podemos ver el futuro. Se trata de observar, analizar, buscar, seguir y aplicar las nuevas tendencias que vayan surgiendo en tu profesión, sector o actividad. Esto conlleva que tengas los ojos muy abiertos, que hables con la gente top de tu área y leer revistas, periódicos y libros sobre tu sector. Cuando veas que algo es una novedad debes ir hacia allí, sobre todo cuando ves que se mantiene y que va ganando en popularidad. Mucha gente aprende algo cuando ya es algo necesario y casi todo el mundo tiene ya ese conocimiento, habilidad o competencia.

Cuarto. Rodéate de los mejores dentro de tu sector, actividad o profesión. Si necesitas aprender algo, busca a esas personas de las que poder aprender en profundidad y con calidad. Al final, esto hace que te exijas mucho más y que llegues a un nivel top para destacar y dejar huella. No nos vale cualquier persona para aprender. Analiza qué experiencia tiene, si ha triunfado en esa disciplina o conocimiento que necesitas, si ha pasado por el proceso que tú vas a comenzar…

Quinto. Integra esos conocimientos, habilidades y competencias en tu forma de hacer y ejecutar. De nada sirve aprender cosas si no las aplicas. Esto conlleva cambiar cosas en tu día a día. Tener un título no garantiza que seas ya un especialista en esa materia; lo que marca la diferencia es que sepas aplicar eso y resolver problemas con esas sapiencias.

Sexto. Debes tener muy presente y claro cuál es tu valor profesional diferenciador. Esto supone tener muy claro qué sabes solucionar a las personas y empresas a las que te diriges. Al presentarte, no me te quedes simplemente en tus títulos y las empresas en las que has estado. Quiero saber qué puedes hacer por mí.

Séptimo. Debes cuidar a tu red de personas; esto conlleva mantenerla y ampliarla. Para conseguir que te ayuden, debes estar dispuesto a ayudarles sin esperar nada a cambio. Necesitan conocer de qué eres capaz. Toca dar confianza a las personas que tú elijas. En muchas ocasiones, ponemos una pared imaginaria a los demás y nos les dejamos llegar a nuestra esencia, posiblemente porque nos hayan hecho mucho daño y lo paguemos con los que no tienen culpa.

Octavo. Debes dedicar tiempo a conocer los nuevos nichos de empleo y las profesiones que van surgiendo. La automatización, la tecnología y la inteligencia artificial, van eliminando algunos empleos. Pero no todo es negativo. También conllevará la creación de otros muchos, porque surgen otras necesidades que se deben cubrir. Si tu profesión cada vez es menos demandada, comienza a evolucionar hacia alguna de esas profesiones que están en proceso de evolución.

Está claro que se hace duro y cansino estar en constante actualización y preparación. Si tenemos un problema, nos tenemos que poner manos a la obra para solucionarlo por nosotros mismos. Nadie nos va a solucionar la vida. El mundo cambia y hace que el mercado laboral cambie con mucha rapidez, lo que conlleva que tengamos que ser cada vez más flexibles y adaptables.

Quizás a día de hoy tu actividad o profesión siga estando demandada, pero puede ser que, a corto, medio o largo plazo, esta situación cambie, por lo que recomiendo plantearse el futuro profesional antes de que lleguen los problemas.

¿Estás preparado para la obsolescencia laboral?

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Juan Martínez de Salinas

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