¿Qué actitud tienes a la hora de trabajar? Este tema es algo que parece estar de moda. Algunos empresarios y empresarias han comentado que prefieren a personas con actitud y motivación, porque los conocimientos se pueden aprender y la experiencia adquirir. La actitud de algunas personas es inadecuada. Hay quienes demuestran nulo interés por el puesto de trabajo al que optan, si algo no te interesa es mejor que lo digas abiertamente y no hagas perder el tiempo a la otra parte.

Encontrar a personas motivadas es lo mejor que te puede ocurrir. Y si, además, están preparadas, es decir, aportan los conocimientos requeridos para desempeñar esas tareas de forma efectiva y profesional, habrás encontrado un diamante en bruto.

Alguien puede estar muy motivado o motivada para conducir, aunque si no tiene carnet ni practica, no sería la persona adecuada para una empresa de transporte público, por ejemplo. Igualmente, no nos sentiríamos cómodos siendo operados por una persona que no es médico/a. Está claro que tener los conocimientos adecuados no garantiza que esa persona desempeñe su profesión de forma efectiva, lo único que garantiza es que tenga unos mínimos conocimientos necesarios para saber lo que hace en su profesión.

Estamos en un momento en el que se nos llena la boca diciendo que una persona con motivación es capaz de conseguir lo que se proponga. Estoy de acuerdo, aunque con el matiz de que esa actitud debe de venir acompañada de conocimientos, preparación y competencias. La vida ayer, hoy y mañana requiere esfuerzo, trabajo duro y sacrificio. Vivimos unos tiempos en los que queremos conseguir todo sin sacrificio, ni preparación, ni profesionalidad. Todo lo que merece la pena cuesta su esfuerzo. A las cosas se les debe dedicar el tiempo preciso y necesario para conseguir el resultado esperado. La vida supone seguir intentándolo y ser capaces de tener la templanza y paciencia que requiera para lograr nuestras metas. La recompensa está al otro lado de la desesperanza, porque somos capaces de seguir adelante a pesar de perder alguna batalla en ese camino de superación.

Es fundamental tener motivos y razones para seguir levantándonos todos los días, a pesar de que, en ocasiones, las ganas no nos acompañen en exceso. En esta vida siempre tenemos que tener objetivos y proyectos personales, profesionales o vitales por los que seguir luchando. No lo olvides. La actitud es necesaria, aunque tiene que venir acompañada de conocimientos y competencias que nos equilibren. Te doy las claves para conseguir ese equilibrio profesional.

Primero. – Aunque parezca una tontería… tienes que tener ganas, motivación y actitud para conseguir tus metas profesionales. Esto conlleva formarte, prepararte y aprender las cosas que te permitan conseguirlo y demostrarlo. Puede ser que hoy no le veas la utilidad a esos conocimientos y competencias, aunque en el futuro te pueden ayudar a conseguir esa oportunidad que se te resiste.

Segundo. – En ocasiones podemos conocer a personas que disfrutan de una situación favorable en lo profesional sin tener grandes conocimientos y habilidades. No olvidemos que la vida profesional puede dar muchas vueltas. Nadie te garantiza que dentro de unos años te vaya tan bien y, quizás, el estar preparado pueda permitirte reenfocarte hacia otros caminos profesionales o actividades.

Tercero. – Aprender nunca está de más. Aunque estés trabajando y tengas motivación debes seguir actualizándote y no descuidar tu empleabilidad. La vida profesional no permanecerá nunca igual. La vida es cambio y puede ser favorable o desfavorable para todos en algún momento. Se trata de estar lo más preparado posible para lo que pueda ocurrir.

Cuarto. – Cada vez más, las empresas están contratando personas por sus competencias y no por sus títulos. Tener un mayor número de estudios no garantiza que tengamos más competencias. La clave es saber aplicar los conocimientos que tenemos sabiendo enfocarlos jacia saber solucionar problemas o necesidades que tengan otras personas con ellos. Cierto es que todavía se hacen muchas cribas por títulos, pero también hay quien busca un perfil más que un título.

Quinto. – La actitud no soluciona nada si no somos capaces de ser adaptables y saber evolucionar hacia el lado que viran las necesidades del mercado profesional. Muchas personas y organizaciones han desaparecido por que el éxito les nubló. No supieron ver el cambio de tendencia y las nuevas necesidades del mercado, que siempre surgen de forma inesperada y minoritaria. La vida es cambio y sabernos adaptar a esas nuevas formas de hacer o pensar nos permite sobrevivir y salir fortalecidos.

Sexto. – La motivación requiere que seamos capaces de poner foco en nuestro avance profesional como personas, para desempeñar el mejor trabajo posible. Podemos estar muy motivados, aunque si no sabemos lo que hacemos, daremos vueltas sin llegar a ningún lado además de generar falsas expectativas en los demás.

Séptimo. – Nuestra mejor tarjeta de visita ante los demás es nuestra profesionalidad, trabajo y reputación. Se trata de que nuestro trabajo hable por nosotros (una suma de competencias, experiencias, conocimientos y actitudes). Tenemos que ser capaces de cumplir lo que decimos que podemos conseguir. Tener más volumen de seguidores en las redes sociales no nos hace mejores profesionales.

Octavo. – La coherencia y la transparencia con nosotros mismos y con los demás son necesarias para ser capaces de cumplir nuestro trabajo de forma efectiva y eficaz. No nos podemos engañar a nosotros mismos. “Querer” está muy bien, pero debe venir acompañado de una preparación y trabajo duros. Gente con menos talento llega más lejos por su persistencia a la hora de seguir preparándose para esa meta profesional que se ha propuesto. Su camino no será fácil, pero tampoco imposible. El talento sin acciones que lo desarrollen se queda en mucho potencial desaprovechado.

Cada persona debe dedicarse a lo que le motive o satisfaga en cada momento, aunque eso lamentablemente requiere esforzarse, sacrificarse y dedicarse en cuerpo y alma a conseguir eso que se propone. No existe nada más satisfactorio que ver como una meta u objetivo que se forma en nuestra cabeza se convierte en una realidad, porque hemos sido capaces de darle forma, paso a paso; esto nos hace estar muy satisfechos.

No olvidemos que somos mucho más fuertes de lo que nos creemos; tenemos que seguir luchando día a día a pesar de las adversidades que puedan surgir en nuestra vida profesional o personal.

La vida es vida y, por ende, supone que tendrá etapas buenas y otras horrorosas; es parte del proceso vital sabiendo encarar todas con dignidad, humanidad y buena cara. Siempre digo que todo llega y todo pasa. Esto supone saber transitar por la vida con las cartas que nos toquen en cada momento.

Más contenidos del Blog ZAC. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *