Javier Jiménez Alfaro es director de Freeman Creación Audiovisual, y forma parte de la Comunidad de Zaragoza Activa ocupando el número 4 del Vivero de Emprendedores. Aunque para nosotros son muy importantes estos datos, hay un “pequeño detalle” que llama más la atención……. y es que ha sido recientemente galardonado con el delfín de oro en el Festival de Cannes, con el vídeo titulado “La firmeza de un carácter“, con el que el Arzobispado de Zaragoza promociona su Museo Alma Mater.

Hoy en #ComunidadZAC le entrevistamos para conocerle un poco más y cómo fue su experiencia en el prestigioso Festival de Cannes.


¿Es la primera vez que participas en un festival como el de Cannes? ¿Qué se siente?

A nivel de ser uno de los responsables del proyecto, sí. Ya en el año 91 participé en el documental de la Historia de Aragón, que obtuvo la medalla de plata en el Festival de Vídeo de Nueva York. Lo que pasa es que yo allí era documentalista… en este caso he sido el guionista, el creativo y el realizador del vídeo.

¿Qué se siente? Yo recuerdo que me lo pasé muy bien. Fue una noche de ciertos nervios porque estábamos entre ser segundos o primeros. Ya era un premio estar ahí, ya que había una calidad impresionante de producción audiovisual: había películas con cientos de miles de euros. Lo que pasa es que sin querer te atrapa el ambiente y te das cuenta que no te da “tan igual” ser primero o segundo.

Como nuestro premio fue de los últimos estuvimos toda la gala y toda la cena, esperando a ver qué pasaba con nosotros. La sorpresa fue cuando nos dijeron que éramos oro en nuestra categoría y al salir de ahí me dí cuenta que el escenario me sentaba muy bien. Fue una noche muy bonita.

Había gente de productoras muy gordas, un ambiente muy multicultural, gente con turbante, muchísima gente de Asia… ¡había hasta un señor vestido de tirolés que era el protagonista de un vídeo!… Y dentro de todo ello había dos personas de Zaragoza, que habíamos hecho una peli muy chula, con seguramente muchos menos recursos que ellos, pero que ahí estábamos.

Fue una experiencia muy bonita.

¿Qué puertas crees que te abre un premio así?

En principio no lo sé… ¿Puertas? Es un certificado, como un sello de calidad. Puedo ir a los sitios y decir que tengo un premio de Cannes, pero todavía no sé si me abre mucho… pero bueno seguro que es.

¿Qué sentiste cuando te ofrecieron formar parte de un proyecto tan ambicioso como este con un cliente tan exigente como es el Arzobispado?

El arzobispado tenía la preocupación por relanzar el museo y sabían hacia donde ir pero había que dar forma a aquello. Y con Raúl Calabria, que lleva el desarrollo estratégico del museo, estuvimos pensando en tirar hacia la identidad. Y creamos un proyecto museístico que tuviese que ver con la identidad. En principio para relanzar la marca y el museo, necesitaban un vídeo que lo promocionara y de ese vídeo se nos ocurrió a partir del contenido de la sala.

Cuando hablamos de transmedia, genero un contenido aplicable a varios medios, y este es de los primeros proyectos transmedia. Primero creamos el concepto de que queríamos meter en esa sala y qué contenidos y después como lo íbamos a expresar. En esa sala hay un recorrido sobre cómo se ha forjado la identidad, es decir, los pilares de un carácter.

Este proyecto se puede trasladar a texto, a nivel gráfico, fotográfico, audiovisual, musical… Ha sido una gozada trabajar en ello. Ha llevado mucho esfuerzo, hemos trabajado 60 personas, pero el resultado ha merecido la pena.

¿Cómo empezaste en el sector? ¿Qué te llevo a emprender?

Empecé hace 25 años después de probar muchas cosas y ser un estudiante brillante en ocasiones y nefasto en otras. No se nunca porque empecé en esto. Fue una inercia. Tenía una novia que era fotógrafa y empecé a interesarme, pero nunca me había planteado dedicarme a esto… entonces era funcionario, interino del Ministerio de Justicia y no me gustaba nada.

Había gente fabulosa y que bien tener algo fijo a fin de mes, pero yo me planteaba a futuro que iba a estar haciendo, cuanto iba a cobrar, etc… En mi puesto de trabajo con 21 años me daban hasta escalofríos, sentía cierta angustia. Yo creo que el espíritu aventurero, esa inercia interior que a veces no reconocemos me hizo meterme en esto. Cuando le dije a mi madre que quería dedicarme a esto, lloró.

Después de eso, deje Derecho y acabe un grado Superior en Biblioteconomía y Documentación. Por esa puerta tuve acceso a una productora como la del documental de la Historia de Aragón. Como documentalista. Pero además de hacer el banco de imágenes, yo me iba a todos los rodajes que podía. A base de ilusión empecé. Con la crisis del 92 nos despidieron a todos y en el 93 me di de alta de autónomo.

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¿Qué te aporta Zaragoza Activa?

En Zaragoza Activa entre en La Colaboradora. Y me ayudo a empezar en un espacio sin coste añadido. No soy de los que les guste trabajar en casa. En ese espacio encontré a más gente con la que podía colaborar donde yo no llegaba alguno me podía echar una mano y yo a ellos. Además, el año pasado participe en el programa 25 Talentos que me ayudó muchísimo para resetearme y fue importantísimo porque me di cuenta de todo lo que había hecho y todo lo que podía seguir haciendo. Encontré un mentor, Carlos Losada, que es muy bueno.

Aquí encontré un caldo de cultivo que muchas veces necesitas para no sentirte solo. La carrera de distancia en soledad es muy difícil… Ahora mismo estoy en el vivero de emprendedores y estoy encantado. Tengo mi espacio de trabajo, tengo un sitio estable.

La mayor aportación del premio más que las puertas que puede abrir es la sensación de “estoy donde debo”, y me ha reforzado muchísimo. Yo disfruto mucho con mi trabajo, pero es muy duro, muchas horas… y cuando tienes un reconocimiento externo así, aunque tu tengas el interno y sepas que haces lo máximo posible de repente te llega una cosa de estas y dices: ¡qué bien!

¿Qué le diría a alguien que quiere emprender un proyecto relacionado con el mundo audiovisual?

Que sea constante. Si yo llego a saber a todo lo que me he tenido que enfrentar estos años… me lo pienso. Lo que pasa es que la fuerza de la juventud es imparable.

Antes que comprar una cámara… les diría que eligieran bien que quieren hacer. Estos años se ha dado una circunstancia y es que tienes que hacer de todo. Saber grabar, saber editar. Sin embargo, por encima de eso hay algo que no falla nunca, que es contar una historia. Te puedes especializar en contarla a través de la imagen, el sonido, las palabras, lo que sea… pero la clave es saber contar una historia porque somos contadores de historias.

Lo importante es saber conectar con el público y para eso hay que saber contar una historia. Eso es lo primero que aprendería yo ahora.

 

Zaragoza Activa

Somos un servicio público cuya misión es impulsar un ecosistema emprendedor, innovador, creativo y colaborativo en Zaragoza. Economía Colaborativa + Creatividad + Innovación Social.

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