Cuando hablamos de nuestra red de contactos nos referimos a personas con su corazón y sentimientos. Por eso, tenemos que gestionar nuestra red de personas de forma permanente en el tiempo, y no solo cuando nos interese a nosotros, como erróneamente se suele hacer.
Una persona que forma parte de tu red de contactos en el ámbito profesional puede llegar a ser alguien importante también en tu faceta personal o social. ¿Por qué? Porque los vínculos crecen, evolucionan o se transforman. Y buena parte de ello depende de ti.
Cuida de tus contactos
Lo que tengo claro es que para que las relaciones profesionales fluyan tenemos que generar confianza mutua. Y eso se hace asumiendo que no es una ciencia exacta. Sin confianza, las relaciones no avanzan y se estancan, porque solemos poner un muro. Esto supone arriesgarnos y la confianza la debemos ir dando poco a poco. Se trata de ir probando para ver que esa persona cumple su palabra y podemos seguir colaborando con ella o no.
¡Ojo! Cuidado con dar la confianza de golpe! No olvidemos que para lo bueno estamos todos disponibles. Sin embargo, para las cosas malas no todo el mundo está ahí.
Por supuesto, todos tenemos intereses en los demás y el que diga lo contrario, miente. No obstante, no debería ser la única razón por la que nos relacionemos o contactemos con alguien. Si es así, se nota. Debemos ir con la verdad por delante, aunque antes de pedir nada a nadie tenemos que estar dispuestos a ayudarles dentro de nuestras posibilidades.
Si alguien solo se acuerda de nosotros cuando necesita algo y nos llama solo para pedir, sin ningún tacto, nos damos cuenta que esa gente es peligrosa y debemos saber marcar límites. Cada cual puede pedir lo que quiera y luego tú decides qué cosas estás dispuesto a hacer y cuáles no.
¿Quiénes son mis contactos?
Para ello, tenemos que potenciar la calidad de nuestra red de contactos y menos la cantidad. Nuestro tiempo es limitado y no lo podemos dedicar a todo el mundo que nos lo pide. Es fundamental que valores tu tiempo y, por ende, se lo dediques a gente que lo aprecie.
Por supuesto, tener una buena red de personas supone que en ocasiones no los veremos de forma habitual, aunque la clave es mantener el contacto, por alguna de las múltiples vías posibles.
La distancia no es excusa para que se enfrie una relación; lógicamente ambas partes tienen que poner interés. Si eres tú el que siempre llama a alguien, llegará un momento en el que te canses. Algunas relaciones se suelen enfriar y/o incluso se acaban. Y puedes tener aprecio a alguien, aunque en el fondo sabes que lo bueno para ti es apartarte.
Tenemos derecho a cambiar de opinión. Algunas relaciones nos pueden decepcionar,y, de repente, cambiar nuestra visión con respecto a ellas. Por supuesto ayudar a los demás no supone que exista reciprocidad.
Por supuesto, no existe una ciencia exacta para hacer una buena red de personas a nivel profesional, aunque aquí te dejo algunos consejos que a mí me han funcionado bien.
Primero. – Define qué tipo de personas son prioritarias para ti a la hora de tener en tu red de contactos, ya que debemos marcar unos criterios prioritarios, aunque luego seamos flexibles. Por supuesto, un contacto es alguien que te conoce y al que tú conoces, sea online, offline o de ambas formas. No debemos ser acumuladores de contactos. No todo el mundo nos puede valer de persona de nuestra red. Tenemos que ser selectivos y exigentes.
Segundo. – La gente de tu red de personas te tiene que acepar tal y como eres. Con lo bueno y mejorable que tienes. La gente que te intente cambiar no es un buen contacto. Luego lógicamente existen muchos tipos de personas y niveles de relación. La confianza no se exige, sino que nos la tenemos que ganar con acciones y hechos que demuestren que son dignos de ella.
Tercero. – Las relaciones con nuestras personas pasan por diferentes fases. En ocasiones te llevarás bien, otras veces chocarás, en momentos te distanciarás e incluso te enfadarás. Tenemos que hacer que la comunicación fluya, siendo capaces de recapacitar, pedir disculpas, rectificar o hacer lo que sea preciso. A la hora de cuidar a nuestras personas va bien ponerse en su lugar, aunque no estemos nada de acuerdo.
Cuarto. – Tenemos que estar ahí, aunque no nos veamos siempre. Tener un detalle, acordarte de esa persona, mandar un mensaje, acordarte de fechas importantes para ellas… Luego no dudes en plantearte de vez en cuando, ¿Cómo puedo ayudar a esta persona de mi red? No se trata de darle trabajo porque igual eso no depende de ti. Puede ser escucharle, estar ahí o de la forma más simple. En ocasiones unas palabras de aliento pueden significar mucho para otra persona. Nunca sabemos las batallas internas que esta viviendo cada persona en estos momentos.
Quinto. – Cuidar tu red de personas supone que conectes a unos con otros, es decir, que no dudes en poner en contacto a tus personas si crees que puede ser necesario, gratificante y bueno para ellas. Muchas veces conoces a dos personas y sabes que se tienen que conocer. Se trata de hacer que fluyan tus relaciones, aunque debes ser selectivo y no es cuestión de pasar los datos de contacto de una persona de tu confianza a cualquiera, porque si te falla esa persona, la otra persona se enfadará contigo por no haber sabido filtrar mejor. No debemos de ser egoístas con nuestras personas; va bien hacer conexiones porque te sorprendes de lo que ocurre. Esto hará que otras personas de tu red también te conecten con otras personas.
Sexto. – Tenemos que tener claro qué pedimos a los demás. En ocasiones, cuando una relación profesional está comenzando, tenemos que ser conscientes de la petición que hacemos sabiendo de dónde se parte. Suele ocurrir que, en esa primera conversación, tienen las expectativas muy altas. Lo correcto es hacer que la relación fluya y en esos primeros compases no ir con grandes expectativas, sin forzar. Si no avanza esa relación, lo más que se ha perdido es algo de tiempo. Siempre va bien conocer a una persona, que quizás ahora no pueda ofrecerte nada, pero quién sabe lo que el futuro pueda ofrecer.
Séptimo. – No todo el mundo que sea tu contacto profesional vas a tener ese ‘feeling’ para que esa relación pase a un nivel más cercano. Aunque es bueno que con nuestros contactos profesionales también compartamos alguna faceta de nuestra vida personal, familiar, social o de ocio, por tener más conversación. Se trata de saber adaptarnos a los diferentes contextos.
Octavo. – No juzgues a los demás a la ligera. Opinar y criticar sobre lo que no sabemos es lo más fácil. Si quieres saber algo será mejor que lo preguntes antes que suponer. También os diré que las personas que critican con facilidad a los demás tienden a criticar a cualquiera. Tenemos que saber diferenciar. Podemos tener cero conexiones con alguien, aunque somos capaces de ver su potencial, valía y buen hacer. Hacer esto dice todo de ti y nada del otro.
La conexión con gente sería lo fácil, pero lo verdaderamente difícil es conseguir que esas relaciones se mantengan en el tiempo, fluyendo, evolucionando y avanzando. Al final, las buenas relaciones son esas que son mutuas, en las que ambas personas se respetan, cuidan y están ahí por el otro. Tampoco se trata de llevar un control de quién llama más, aunque es algo que hacen las dos partes. Las relaciones deben avanzar, crecer y mutar para que sean fructíferas.
Más sobre Antena Laboral
Sobre el autor