“Mójate por los Refugiados” fue el título del último reto social impulsado por la comunidad de La Colaboradora. Una iniciativa que ha logrado recaudar 3.000 euros para financiar dos proyectos de asistencia a refugiados que las organizaciones Acción contra el Hambre y G-FIRE Bomberos desarrollan en Líbano y Grecia, respectivamente.
Tal y como se prometió, los asistentes pudieron ‘disfrutar’ de un baño. Es más, el mismo Mediterráneo se trasladó por unas horas a la plaza de Zaragoza Activa en La Azucarera. Es verano, hace calor y el Mediterráneo evoca estampas refrescantes, alegres… ¿Es posible que el mismo mar sea también escenario del miedo y la desesperación?
Este fue el verdadero baño de realidad al que tuvieron que enfrentarse todos los que con su presencia, física u online, se sumaron el pasado 23 de junio al reto social de La Colaboradora.
“Cuando pensamos en mojarnos en el Mediterráneo pensamos en bañarnos, pero muchos se mojan para huir”, afirmó el periodista togolés Kossi Simeon, presentador del evento y refugiado residente en Zaragoza desde hace unos años.

Simeon es además uno de los protagonistas del documental de la fotoperiodista aragonesa y miembro de La Colaboradora María Torres Solanot “La Dignidad”, que aborda la actual crisis de refugiados en Europa y fue proyectado en parte durante el reto social.
Torres Solanot explora en su trabajo, que incluye una crónica fotográfica, las emociones que asaltan a los refugiados en su viaje de vida o muerte: el miedo al mar, la felicidad de llegar a tierra, la incertidumbre respecto al futuro…

En el evento, la fotoperiodista destacó la importancia del soporte emocional que se presta a los refugiados y describió un gesto frecuente en los desembarcos: el beso de los padres a sus hijos, poderosa razón por la que huyeron de la guerra.
Los hijos. Motor en la huida y fuente de preocupación en la llegada, según expresó después Susana Balet, voluntaria aragonesa que ha conocido de cerca la realidad de los campos de Idomeni y Lesbos.
“Los familiares que dejaron atrás y la educación de sus hijos son las principales preocupaciones de las personas que buscan refugio”, aseguró Balet.

De su experiencia solidaria en Grecia, no solo trajo testimonios con los que poder sensibilizar a su regreso a España. En su maleta hizo también hueco para una de las pruebas más palpables de la indefensión que enfrentan los refugiados en su desesperado viaje: un chaleco ‘salvavidas’ cuyo poder salvador es puro espejismo.
Balet mostró el chaleco durante su intervención y lo puso a circular entre los asistentes para que pudieran observarlo de cerca y tocarlo.
“Es falso”, explicó.
Una protección “de juguete” para quien, literalmente, se juega la vida en el mar.
#retorefugiados @SBalet nos muestra un chaleco falso de #refugiados @lacolaboradora @ZGZActiva pic.twitter.com/QeMGx7lKKH
— MariaT.Solanot (@maria_tsolanot) June 23, 2016
A modo de cierre, Kossi Simeon pidió una Europa más social, igualitaria y justa pero también lanzó un mensaje de reflexión individual a todos los asistentes.
“Es una utopía exigir la apertura de las fronteras físicas cuando nuestras propias vidas están llenas de barreras inmateriales”, dijo. “Creo que urge que cada uno de nosotros empiece a derribar sus fronteras internas como el racismo, el miedo, la xenofobia, los prejuicios”, añadió.

“Mójate por los Refugiados” fue posible gracias al impulso de los emprendedores de La Colaboradora y al apoyo de la red de comercios creativos Made in Zaragoza, los colectivos “Artistas en Acción Solidaria”, “De vuelta con el Cuaderno”, el proyecto Éxodo y la plataforma de venta de entradas Notikumi.
