Cada uno de nosotros debemos saber cuál es nuestro verdadero valor profesional y qué es lo que merecemos en cada momento. Si no nos valoramos, os puedo asegurar que nadie lo hará. Por eso, es muy importante que sepamos poner límites a los demás, para que queden claros qué aspectos no les permitiremos transgredir. Y eso incluye, por qué no, rechazar en algún momento una oferta de empleo.
Mucha gente nos dice lo que tenemos que hacer y lo que no, como si solo su opinión fuera buena y, además, supiesen lo que nos conviene. La gente tiende a generalizar: Se suele decir que no se puede rechazar una oferta de empleo porque siempre es más fácil encontrar otro si estás trabajando que si estás en desempleo.
¿Has rechazado en alguna ocasión una oferta de empleo? En mi caso he de admitir que lo he hecho en varias ocasiones y no me arrepiento de mi decisión. En mi último rehúso, la razón del mismo fue que el nivel de responsabilidad, exigencia y dedicación del puesto no iba en consonancia con la remuneración que se me ofrecía.
Está claro que poder rechazar una oferta de empleo o no dependerá de nuestra situación económica personal y/o familiar. En ocasiones, uno tiene que aceptar trabajos o proyectos que sabe en otras condiciones no lo haría. Si esta es tu situación, posiblemente lo aceptarás para sobrevivir, pero, al mismo tiempo, seguirás buscando activamente para salir de ahí lo antes posible. A veces, para que nos llegue la oportunidad que merecemos. tenemos que transitar y experimentar en trabajos que nos dan rodaje, aprendizaje y vivencias que nos hacen el profesional que somos.
Es importante que sepamos e investiguemos si lo que exigimos lo están ofreciendo en estos momentos para el rol que queremos seguir desempeñando o, por el contrario, vivimos en una realidad paralela. Será fundamental conocer el contexto de la oferta y la demanda del sector y de la profesión a la que nos dedicamos.
En ocasiones, nuestros entornos educativos nos llenan la cabeza de pajaritos y no podemos pretender ocupar un puesto de responsabilidad o cobrar el mismo salario que una persona con bastante bagaje profesional a sus espaldas nada más acabar nuestro grado universitario y/o de formación profesional. Nos tocará demostrar nuestro potencial, adquirir experiencia y demotrar lo que somos capaces de hacer con lo que sabemos.
Aquí os dejo algunos aspectos a tener en cuenta para saber si esa oferta de empleo o propuesta es para nosotros o debemos rechazarla.
Primero. – Tenemos que buscar el equilibro entre lo que nos piden y exigen en comparación con lo que nos dan a cambio. No es lógico que te pidan experiencia y bagaje senior y te paguen como a un perfil junior; no olvides que te exigirán en consonancia al puesto que ocupas, con independencia de lo que cobres. Además, tendrás que tener claro cuáles son tus gastos reales. Aceptar un trabajo con ingresos inferiores a tus gastos te hará estar en una situación de pérdida que no se sostendrá por mucho tiempo.
Segundo. – Debes tener claro qué tres aspectos son más prioritarios para ti en una empresa para aceptar o no esa oferta laboral. Cada persona tiene unas prioridades diferentes y, en cada etapa vital, pueden (o no) cambiar. Para mí, aunque no sea el punto principal, el salario influye a la hora de ver si una oferta me conviene o no, analizando la oferta y el proyecto global. Puede ser el salario, el desarrollo profesional o el ambiente laboral. Si estos tres aspectos son los más importantes para ti, debes buscar que se cumplan esas expectativas, asumiendo que otras cosas no serán las más optimas, aunque no sean vitales para ti.
Tercero. – Esa oferta de empleo y/o proyecto profesional, ¿te acerca a dónde quieres llegar en un futuro? La vida profesional no siempre es ascendente o cíclica, sino que tiene altos, bajos y períodos valle. No importa el rol en el que empieces ni dónde estés ahora sino en lo que acabes finalmente. Todo ocurre por algo. Por eso, es muy importante tener un foco profesional que querer alcanzar. Mucha gente va sin rumbo profesional dejándose llevar por la inercia. Y esto nos hace dar vueltas sin sentido. Por eso, es muy importante que clarifiques qué buscas en el ámbito profesional y qué no quieres para ti.
Cuarto. – También es necesario que averigües qué valores defiende una organización y qué competencias son las más valoradas dentro de esa compañía. Imagínate que eres una persona con mucha creatividad y con gran capacidad de liderazgo, pero en esa empresa lo que más se valora es la gente que haga lo de siempre y que asuma que los líderes están definidos y son los que toman las decisiones. Está claro que viéndolo desde fuera esa aventura no va a cuajar y, en breve llegará la desavenencia y la separación. Tiene que existir un encaje de valores, una forma de ver la vida profesional similar y la aceptación de cada persona tal y como es.
Quinto. – Tienes que analizar el ambiente laboral, el nivel de rotación en esa posición y el estilo de liderazgo. Está claro que cada empresa te contará lo que les interese o les deje en buen lugar como haces tú con tu trayectoria. Cuentas lo más satisfactorio, sin mencionar ciertas carencias. En una entrevista, la responsabilidad y obligación de las partes es averiguar esas cosas que no cuenta la parte contraria. Por lo tanto, es importante tu capacidad de observación e investigación formal e informal, y saber qué preguntar (para analizar lo que dicen y lo que no dicen). Muchas cosas son perceptibles en dos o tres visitas; tendrás que estar atento y no dejarte obnubilar por las beldades que te cuentan.
Sexto. Asegúrate que el puesto que te venden es el que realmente ocuparías, es decir, deja claras tus expectativas para evitar que se frustren. En ocasiones dan una nomenclatura al puesto para conseguir atraer a personas más atractivas que luego no se ajustan a la realidad. Recuerdo en una ocasión que participe en un proceso de selección para un puesto de consultor senior en una empresa cuando en realidad buscaban a un comercial para vender cursos de formación. No era el puesto al que yo quería optar y, en el momento que descubrí la realidad, no dude en renunciar a seguir participando.
Tu desarrollo profesional depende de ti y tienes que seguir invirtiendo de forma constante tiempo y recursos en tu desarrollo y evolución profesional. No debes nunca descuidar tu actualización y crecimiento profesional para estar preparado para cuando lo puedas precisar. Nunca es tarde para nada, aunque ya te aseguro que conllevará esfuerzo por tu parte.
Una empresa se mueve por intereses y, en ocasiones, toma decisiones con respecto a sus personas que no son justas ni populares. Por lo tanto, recuerda que, por muy involucrado que estés con un proyecto, no debes descuidar tu marca personal ni tu valor profesional.
En ocasiones es preferible quedarte en la casilla de salida que experimentar algunas vivencias profesionales. Tenemos que analizar cada proyecto con perspectiva y recopilando toda la información para ver los pros y los contras antes de tomar una decisión que nos marcará.
Si en alguna ocasión has aceptado una oferta de empleo que no salió como esperabas, no pasa nada. La vida son experiencias de todo tipo y es mejor no creer lo que dicen quienes aseguran que sus vidas son cuentos perfectos. Las relaciones profesionales, como las de pareja, pasan por momentos de pasión, decepción, frustración, ansiedad… La clave es saberse adaptar poniendo ambas partes para cuidar esa relación en ese proceso de evolución y cambio que experimentarán siempre.
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