Estamos inmersos en un entorno social contemporáneo en el que la economía p2p y la innovación social, constituye un activo de gran envergadura para el desarrollo local. Muy necesario porque necesitamos de forma urgente un proceso intelectual y programático que se aleje del modelo post-industrial y de la retórica neoliberal de las últimas décadas, dos actitudes que provocan la exclusión de los territorios mínimos, los espacios tímidos.

Debemos pues trabajar considerando que los modelos conocidos y que tanto nos han servido para construir esta sociedad de “consumo”, ya no sirven si no consideramos las aportaciones de una economía transdisciplinar, holística y relacionada en un espacio cada vez más interconectado.

Así, la teoría de la colaboración debe ejecutarse desde planes que trabajen desde tres perspectivas:

  • La experimentación generativa, posibilitando el acceso a mecanismos de producción y, sobre todo, de producción compartida,
  • La divulgación multiplicadora, alcanzando a los ciudadanos y colaborando en la superación de la brecha de economía privativa.
  • La interacción contaminante, relacionando a emprendedores, colectivos y ciudadanos.

Porque los entornos colaborativos influyen cada día más en el bienestar del ciudadano, se entremezclan sensibilidades, se descubren comportamientos, se interactúa con otras realidades. La “Ciudad hojaldre” (C. García Vázquez) es el paradigma del futuro y esta debe tener en cuenta aspectos que van más allá de los meramente espaciales (Telépolis en términos de J. Echevarría). El universo colaborativo como valor.

No creemos que la demanda de un espacio común para la colaboración sea algo baladí sino que responde a la absoluta necesidad de completar un modelo de sociedad que va más allá de los tradicionales modos de entender las relaciones mercantiles. En definitiva: es absolutamente necesario crear un espacio físico, virtual e intelectual que aglutine el entorno colaborativo.

No olvidemos, para finalizar, que cualquier política económica tiene, de forma intrínseca, un compromiso de desarrollo social, la promoción de una sociedad equilibrada y justa, de una sociedad comprometida. Es ese compromiso el que lleva a tomar las relaciones colaborativas como un medio para la implicación y a tomar las herramientas tecnológicas como nuevas formas para estructurar una sociedad que evolucione desde valores solidarios.

De la colaboración a la interdependencia, una estrategia para el intercambio, circulación, exhibición y difusión de conocimiento y prácticas colaborativas. Una red de agentes, investigadores, colectivos, empresas… para el desarrollo  colaborativo y la innovación socia.

José Ramón Insa Alba

Coordinador de Proyectos y Redes en la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural. Area de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza. Pasé por ZAC durante cuatro años como responsable del ThinkZAC.

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