Como contábamos anteriormente, el HUS fue seleccionado como experiencia en el XIV Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, celebrado el pasado mes de junio en Rosario (Argentina). Así pues, fuimos una de las más de 120 experiencias de las más de 100 ciudades de todo el mundo que acudieron al evento.
La Asociación Internacional de Ciudades Educadoras (AICE) empezó su trayectoria en 1990 en Barcelona, donde ha mantenido su sede, con la Carta de Ciudades Educadoras como primera declaración de intenciones. Actualmente, la red está compuesta por un conjunto de 478 ciudades, cifra en aumento año a año.
Este año, el Congreso se ha celebrado en Rosario, ciudad icónica y referente en este ámbito en el cono sur desde su integración en AICE en 1996. El hilo conductor de la programación ha sido, en esta ocasión, la ciudad como territorio de convivencia. Los diferentes perfiles asistentes (sector político, funcionariado, técnicos, sector privado, asociaciones sin ánimo de lucro…) valoraban la crisis del espacio público y su progresiva e imparable conversión en un no-lugar. Asistimos día a día a su progresiva pérdida de espontaneidad y capacidad vertebradora de la comunidad que lo habita, para convertirse en un espacio privatizado -o gestionado como tal- en el cual se intuye y/o manifiesta diferentes grados de violencia y competitividad.
Citamos las ideas que entendemos son el centro de gravedad discursivo del Congreso: “Imaginamos entonces una ciudadanía que cuente con herramientas para construir una cotidianidad creadora de pertenencia e intercambio, con habilidades para una convivencia enriquecida por la diversidad, para abordar las diferencias de manera armónica y orientadas al logro de sociedades más igualitarias. Para pensar la ciudad que construimos cotidianamente, y en parte anhelamos en el mañana, proponemos abordar sus diversos territorios como espacios de encuentro y diálogo que permitan promover acuerdos para la convivencia y superar la fragmentación“.
Arrancó el Congreso con una conferencia inaugural a cargo de Gilles Lipovetsky, quien sentó las bases para los siguientes días; defendió la concepción de ciudad educadora como ciudad creativa (concepto acuñado por la UNESCO en 2004), es decir, aquélla que valora el capital cultural y social de la sociedad, y que cuida y responde al deseo de creación y expresión de las personas que la componen. Así, son las actividades cotidianas aquéllas que aportan valor cultural y creativo a las personas, a los barrios, son las que consolidan la escala local presente en todos los momentos de la vida de las personas que conforman una comunidad. En definitiva, Gilles Lipovetsky abogó por fomentar la capacidad creadora, la presencia del arte y las herramientas de expresión en las personas como motor de desarrollo, en el sentido más sano de la palabra; y es que una ciudad educadora, creativa, “una ciudad bella es aquélla con la que te identificas”.
A partir de ese momento, una sucesión de charlas en distintos formatos acontecieron a lo largo del congreso. Desde los Speak Corner, con experiencias muy concretas, locales, interesantísimas; hasta las charlas magistrales más conceptuales y teóricas. Destacamos la reflexión de M. Kabundi sobre África y el imaginario colectivo; o J. M. Valenzuela, con una disertación demoledora sobre la violencia. Pasando por los Talleres, espacio en el cual expusimos nuestro Hackeo Urbano dEspacios (HUS).
Explicamos la trayectoria y propósitos del HUS al lado de otras 5 experiencias de otras 5 ciudades europeas. Dado que se trata de un trabajo colectivo, decidimos elaborar un video, con la inestimable colaboración de Fernando Abadía, para transmitir los valores e ideas del grupo. Así, mención especial a lo colectivo, al trabajo conjunto, al cuidarse y compartir inquietudes desde la emoción y la sinceridad para poder generar proyectos e iniciativas ciudadanas con una repercusión real y verdadera.
Pudimos visitar también algunas iniciativas en Rosario, que ojalá pudieran llegar algún día por estos lares. Nos referimos especialmente a la Isla de los Inventos, a una máquina para volar en plena calle, al Parque Huerta, a toda la infraestructura y programas puestos en marcha para visibilizar y apostar por la presencia del aprendizaje y el juego como simbiosis y factor de crecimiento personal, cohesión y diversión contagiosa en la calle.
No queremos finalizar esta síntesis sin mencionar la constante referencia a lo largo de todo el Congreso a las personas jóvenes y a la infancia. Se materializó en un Manifiesto de la Infancia, elaborado por niños y niñas de varias escuelas de la ciudad durante esos días, y del cual extraemos una cita que resume su esencia: “Cuando uno se siente solo en la ciudad se le ocurre buscar a alguien“. Así mismo, agradecer simbólicamente desde aquí la presencia de las escuelas de arte de Rosario a lo largo del evento, mediante espectáculos de circo, conciertos y todo tipo de actividades por las cuales nos sentimos profundamente agradecidas.
Hasta la próxima 🙂