Recientes estudios dejan patente que más del 65% de los trabajadores de España querrían poder desempeñar parte de su trabajo en la modalidad de teletrabajo. Lo único es que esta fórmula aún no está muy extendida entre las empresas en España. Se trata de dar la posibilidad de tener fórmulas de trabajo flexibles a quienes las puedan precisar. Es una forma de poder conciliar de forma adecuada la vida personal y profesional.
El mercado global actual se está enfocando en la línea de que las personas estemos conectadas con nuestras empresas de forma online en remoto en cualquier momento. Corremos el riesgo de la hiperconectividad, es decir, pretender que estemos conectados al trabajo a todas horas. Es bueno marcar unos límites.
Siendo realistas, la mayoría de trabajos permiten desempeñar parte de sus funciones desde cualquier lugar sin ser necesario el desplazamiento obligatorio al lugar de trabajo. Algunas empresas con producción, los trabajos de la cadena de montaje o producción conlleva limitaciones obvias.
Voy a intentar aportar luz sobre el teletrabajo para dejar claro la realidad y sus múltiples ventajas.
Primero. Debemos dejar atrás el pensamiento de que desempeñar nuestro trabajo en la oficina es más productivo que hacerlo desde nuestra casa o desde cualquier otro sitio. La productividad tiene que ver con el rendimiento y la efectividad. La persona que es productiva lo es desde su lugar de la oficina y desde su casa. El estar presenta en la empresa más tiempo no significa nada si no lo medimos. La clave es que las personas realicen su trabajo en el tiempo que estén conectados o en el trabajo.
Segundo. Desempeñar el teletrabajo debe ser una opción para las personas que lo quieran y no ser algo obligatorio. Igualmente se debe dar la posibilidad de hacer parte de la jornada en formato teletrabajo y el resto de forma presencial. También dejar la posibilidad a otros trabajadores de realizar toda su jornada desde su casa. Cada persona es un mundo y debemos intentar ajustarnos a sus necesidades. Previamente, la empresa debe realizar un análisis de qué puestos de trabajo se pueden desempeñar en modalidad remota. Además, tendrá que identificar qué costes supondría y qué se ahorraría con esta modalidad.
Tercero. El que algunas de vuestras personas desarrollen su trabajo en remoto no significa que se descuelguen de la empresa. Tenemos que fomentar acciones que les hagan estar vinculados e integrados. Es bueno que asistan a reuniones, acciones y actividades dentro de la empresa para que se sientan parte de la organización. Igualmente se debe tener contemplado que esos trabajadores puedan acudir a la oficina si lo precisan.
Cuarto. Implementar el teletrabajo no supone que estas personas estén conectadas las 24 horas a la empresa. Tienen más flexibilidad para hacer el trabajo en diferentes tramos horarios. Aunque se deben marcar límites de tramos horarios de inactividad que la organización, clientes y compañeros deben respetar. Trabajar en remoto no significa estar disponible a cualquier hora. Esto lo debe regular cada empresa y acordar ese horario. Igualmente, será necesario tener ratos diarios de desconexión.
Quinto. Este tipo de políticas son necesarias y debemos explicar en nuestra organización que existe esta posibilidad. Las personas que necesiten desempeñar su trabajo desde la oficina lo pueden seguir haciendo. Eso sí, deben respetar que otras personas se acojan a trabajar en remoto. Esto no significa que trabajen menos, sino que lo hacen desde otro lugar. La empresa debe de establecer protocolos de comunicación bidireccionales y habituales entre los equipos de personas que trabajen en remoto y los que lo hagan en la empresa. Es precisamente en personas internas con mentalidad estática donde encontramos los peores embajadores de estas fórmulas flexibles de trabajo.
Sexto. La opción del teletrabajo suele ser más requerida por las personas con edades entre los 25 y los 45 años, aunque no solo. Aunque en un primer lugar no todo el mundo quiera acogerse a esta propuesta, veremos que, con el tiempo, se van uniendo más partidarios. Las personas cada vez valoran más la flexibilidad laboral.
Séptimo. Las fórmulas de trabajar en remoto fomentan que las personas estén más motivadas y comprometidas con su trabajo y sus organizaciones. Si nuestra empresa nos da confianza, suele corresponder con mayor implicación. Se trata de intentar que nuestras personas realicen sus trabajos lo más contentos posibles. Lo que no podemos pretender es seguir con políticas homogéneas para todos. Muchas empresas siguen pensando que el presencialismo es lo que siempre ha existido y para qué cambiar. Se debe de analizar cada caso de forma individual. Cuidado con las generalizaciones. A veces los excesos y abusos de otros los pagan la totalidad de trabajadores.
Octavo. Lo mejor es ir probando experiencias pilotos con departamentos o personas de la empresa para analizar luego la adaptación, beneficios e inconvenientes. De cada uno, habrá que evaluar y valorar de forma objetiva su adecuada implantación global o no.
Por otro lado, tenemos que alejarnos del pensamiento en el que el trabajador que trabaja desde casa se levanta a las mil, trabaja una hora y desparece el resto del día para sus labores… Ciertamente, el que los trabajadores lleven a cabo sus labores en remoto exigirá algo más de control, no ya tanto con un cumplimiento de horas que se establezca, sino por consecución de objetivos.
En pleno siglo XXI el mercado laboral ha cambiado; cada vez es más habitual que las personas trabajen por proyectos y esto requiere introducir fórmulas que permitan desempeñar nuestro trabajo de forma cómoda y flexible. Debemos pensar cada vez más en las necesidades de nuestras personas. Es vital cuidar la experiencia de nuestros trabajadores si queremos que permanezcan con nosotros. Muchas personas abandonan sus empresas por las nulas opciones de conciliar las diferentes facetas de sus vidas.
¿Por qué motivo tu empresa no permite el teletrabajo? ¿Por qué no permitís el trabajo en remoto de vuestros trabajadores?