Marian Gil es emprendedora y coach. Hace poco más de dos años decidió dejar su trabajo para empezar una nueva vida profesional como coach, y hasta ahora no ha hecho sino evolucionar y crecer. Sus claves: seguir los valores personales, formación y aprendizaje constante. En La Colaboradora hemos seguido sus pasos y ahora la entrevistamos.
Hola Marian! ¿Qué te trae por la colaboradora?
Hola! Yo soy coach y formadora, así que mi proyecto en la Colaboradora está en esta línea. Lo que me apasiona es el proceso de acompañar a las personas, ayudarles y guiarles a ser la mejor versión de si mismos. Siento que a veces no vivimos el presente y me gusta que las personas aprendamos a hacerlo y a llevar las riendas de nuestra vida; que no sean las circunstancias las que nos lleven sino decidir nosotros hacia dónde queremos ir y dónde queremos estar.
Es esto en lo que consiste un proceso de coaching, en guiar a las personas?
El coaching puede tener varias líneas y una es el personal o coaching life. Yo además trabajo con emprendedores y con menores y familias en entornos escolares, el coaching en valores.
El proceso de coaching cubre la distancia que hay entre la persona que es, cuando acude a nosotros, y la que quiere llegar a ser. El coach, en este caso yo, acompaña al cliente en su proceso de mejora constante, a conseguir sus recursos y a conectar consigo mismo. Las personas por naturaleza somos creativas y estamos llenas de recursos. Sólo hay que aprender a utilizarlos.
¿Y cuál es esa mejor versión de uno mismo?
Para mi es, cuando tienes deseos y objetivos, saber que puedes lograrlos, tener confianza. También es cambiar la visión de las cosas, lo negro puede verse gris e incluso blanco. Para alcanzar esto con el coaching, entendemos que es el cliente quien tiene la responsabilidad sobre su trabajo; se crea en la relación un espacio de confianza, seguridad y confidencialidad entre el coach, que acompaña, y el coachee. En este sentido, lo primero que me gusta trabajar, sea cual sea el motivo por el que viene el cliente, es que la persona se aliniee con quién es, sus valores y objetivos.
Lo que nos ocurre es que en ocasiones olvidamos cuáles son nuestros valores personales. Me gusta mucho un ejercicio con el que, recordando momentos memorables de nuestra vida y expresando los sentimientos que asociamos (libertad, energía, seguridad…) descubrimos los valores que son importantes y decimos “es verdad, hace mucho tiempo que no me tenía en cuenta”. En mi caso, por ejemplo, descubrí mis valores y me di cuenta de que había dejado mi anterior trabajo porque no estaba viviendo de forma coherente con mis valores, y ahora estoy feliz y plena.
Nuestra inteligencia emocional, la aptitud, es el 80 por ciento de lo que somos, y la parte que más descuidamos.
¿Cómo ha sido tu trayectoria?
Había trabajado unos 18 años en el mismo sector y aproveché una oportunidad para irme. De alguna forma tuve la intuición de que tenía que cambiar de trabajo y lo dejé. Fue entonces cuando pensé “qué puedo hacer”, y me reinventé. Si tú te lo crees y encuentras una necesidad en la gente, ahí hay una oportunidad que yo he aprovechado, también con mucha formación y trabajo. Hace dos años empecé a formarme y sigo haciéndolo. Como profesional, es hacia donde voy y donde quiero estar.
En este momento estoy trabajando sobre todo con Asociaciones de padres y madres de alumnos (AMPAS), en talleres de inteligencia emocional, educación en valores y creencias…y con emprendedores y empresarios.
¿Es importante la educación en valores?
Es por lo que apuesto, el coaching educativo, como madre y como profesional lo considero fundamental. Mi coaching se apoya mucho en la inteligencia emocional o aptitud, que es el 80 por ciento de lo que somos y lo que más descuidamos.
En cuanto a los emprendedores, ¿cuáles son sus necesidades específicas?
Suele pasar que, en un momento dado, un proyecto no avanza. Como he dicho antes, comienzo trabajando a la persona y, a partir de ahí, vamos identificando sus objetivos como emprendedor. Lo que conseguimos es empoderar a la persona a que haga algo para lo que se cree incapaz.
Como emprendedora, puedo ponerme en su lugar. La empatía y la escucha activa son dos fundamentos del coaching y yo trato de acompañar a mis clientes con mi experiencia como emprendedora, en la empresa o como madre.
¿Qué ofreces en la Colaboradora?
Lo que más estoy haciendo es coaching personal; estoy trabajando con coachees de la colaboradora y ofrezco sesiones personales. Ahora soy autónoma y estoy en un momento bueno de mi proyecto profesional, con mucho trabajo, así que aporto en la Colaboradora en la medida en que me lo piden.
¿Y qué pides o qué necesitas?
La Colaboradora es una forma muy buena de crear sinergias, y para mi esto es fundamental y ha sido algo muy importante para mis comienzos. Lo que pido, sobre todo, es ayuda con el blog, su reestructuración, posicionamiento…
Por último, ¿Qué te inspira?
Creo que aprendo cada día de todo, más que cuando estudiaba en la universidad, y estoy feliz. Hay profesionales como Raimón Samsó, también coach emprendedor o Yolanda Cañizares de Zaragoza, que me inspiran, y también aprendo de mi familia, de mis hijos, de mis clientes…
Muchas gracias por compartir con nosotros tu experiencia Marian, y felicidades!
A vosotros!
crecimientocomoactitud.wordpress.com
@MarianGilEsteba