Zaragoza Activa y Ecodes creamos este canal OSCE (Open Source & Circular Economy) con el objetivo de reflexionar, sensibilizar y compartir sobre la relación entre la economía circular y el código abierto desde diferentes visiones, diferentes disciplinas y diferentes experiencias.
Pensamos que acelerar la transición a una economía más circular, además de aspectos económicos y laborales muy positivos, mejorará notablemente la eficiencia en el uso de recursos materiales que es una vía relevante de colaborar a una economía más baja en emisiones de gases de efecto invernadero y también de reducir el impacto sobre la biodiversidad.
Si además lo hacemos a través del método de colaboración Open Source, avanzaremos mucho más deprisa con la incorporación un desarrollo transparente y con el intercambio abierto de soluciones.
Hasta la aparición del ser humano el concepto de residuo era desconocido en la biosfera, todos los materiales de la biosfera son alimento para alguna forma de vida y cuando una vida termina incluso su cuerpo es alimento de otra forma de vida, de esta manera se cierra un círculo sin fin aparente y por ello sostenible en el tiempo.
La humanidad ha actuado durante siglos con moderación y sobriedad en el uso de recursos materiales, eran en su mayor parte renovables y fácilmente reciclables pero sobre todo eran escasos y por tanto muy valiosos, se alargaba su vida lo máximo posible y cuando ya no eran servibles se reutilizaban o se valorizaban. El porcentaje de materiales que se desechaban como residuo era mínimo.
Durante el siglo XIX, la revolución industrial aumentó mucho la disponibilidad de materiales tanto en cantidad como en diversidad, lo que incrementó su consumo y la generación de residuos, pero fue durante el siglo XX cuando el fomento global del consumismo implantó de manera creciente en las sociedad la cultura lineal de “producir – usar – desechar” con los resultados tan negativos ahora conocidos: derroche de materiales, incremento descontrolado de los vertederos, dispersión de contaminantes en el aire y el agua, contaminación de los océanos con microplásticos que se incorporan a las cadenas tróficas y muchos otros impactos ambientales, económicos y sociales.
En el siglo XXI con una población que ya ha rebasado los 7000 millones de personas en una biosfera con recursos finitos, esta cultura de “producir – usar – desechar” se evidencia como insostenible a corto plazo. Se requiere un cambio radical en muchos aspectos de la relación de la humanidad con su biosfera.
En lo relativo al uso de materiales la estrategia más eficaz es la adopción de una economía circular que minimice la necesidad de nuevos recursos al alargar al máximo la vida útil de los productos e incorporar a la etapa de producción los recursos que se generan al final de su vida, minimizando asimismo la generación de residuos, se cierra así el circulo del flujo de materiales imitando a la naturaleza.
Es necesario actuar separadamente en el flujo de materiales biológicos del flujo de materiales técnicos, es decir aquellos creados por la humanidad que no se encuentran en la biosfera y conviene separar de ella debido a su difícil o imposible integración en la misma por su gran impacto ambiental continuado durante largo tiempo.
La implantación efectiva de una economía circular supone cambios drásticos, se trata de ir desde la estrategia actual de gestión de residuos a un enfoque de cero residuos lo que implica cambios disruptivos en todas las fases del ciclo de vida de los productos, cambios tecnológicos, organizativos, económicos, sociales y sobre todo culturales.
El flujo de información necesario para hacer posible estos cambios es igualmente enorme y sobre todo se requiere apertura, transparencia y accesibilidad libre a esta información, se comentan a continuación de manera somera y a modo de ejemplo varios aspectos a considerar en el flujo abierto de la información para acelerar el cambio a una economía más circular.
Empezando por la fase de producción es imprescindible evitar la incorporación de sustancias tóxicas para la biosfera lo que impediría la reutilización o el correcto reciclaje de los materiales, para ello se requiere un conocimiento profundo de las características de los materiales en los distintos pasos de la cadena de valor desde la obtención de las materias primas hasta la manufactura y puesta en el mercado de los productos. Como ejemplo válido, la industria del automóvil ya ha iniciado el proceso compartiendo bases de datos de proveedores con características de los materiales que suministran.
Tras la puesta en el mercado es imprescindible una comunicación abierta y transparente de las características de los productos para posibilitar una actuación responsable de los consumidores teniendo en cuenta los factores ambientales en sus decisiones de compra.
En la fase de uso es necesario alargar al máximo la vida de uso real de los productos lo que abre las puertas a soluciones disruptivas como la economía colaborativa que requiere la comunicación abierta y transparente de información para que la participación en el proceso y su coordinación sea posible y exitosa.
En la fase de fin de vida es imprescindible la información para mejorar los procesos de recogida capilar y así aumentar mucho los porcentajes de recogida y tratamiento o en algunos tipos de residuos, como los eléctricos y electrónicos, la trazabilidad.
Como puede verse en todas las fases de la vida de los productos es imprescindible mejorar la calidad de la información que se dispone, la transparencia y accesibilidad a la misma para que todos los actores del proceso puedan actuar con mayor eficacia y eficiencia.
José Ángel Rupérez Rubio- Presidente de ECODES