Sebes, filandones, hacenderas, huertas de prototipado, etnoeducación, fabricación digital, concejos. monitorización de animales, germoplasmas… ¿Cómo avanzar en el desarrollo sostenible, la revalorización y la revitalización del medio rural desde acciones de innovación situadas y sostenidas en el tiempo, basadas en la combinación de saberes diversos y su puesta en práctica en comunidad, de forma colaborativa?

Por Hacendera Abierta – FCAYC

El 16 de febrero de 2010 supone una fecha discreta pero muy significativa para la población en el marco social, económico y político de Castilla y León, en especial para la población que habita en el medio rural. En ese momento, fue presentada por D. Juan Vicente Herrera ante las Cortes de Castilla y León la «Agenda para la Población». Notablemente «disminuida» con el paso de los días, de las semanas y de los años, esta agenda, propuesta para abarcar el periodo 2010-2020, establecía entre sus objetivos combatir la despoblación de Castilla y León mediante «un conjunto de 108 actuaciones: proyectos de ley, planes, programas y medidas concretas; se incluyen previsiones para su financiación»1, tal y como fue descrita. No es, ni mucho menos, una agenda excepcional. El conjunto del territorio español cuenta con planes institucionales destinados a intentar combatir la despoblación a través de medidas de fomento de la innovación y la emprendeduría con distinta fortuna y nivel de aplicación. Planes estos que suelen anteponer los plazos que determina cada legislatura –el corto plazo en definitiva– a un compromiso temporal verdaderamente viable en términos de transformación del territorio y de su realidad socioeconómica, sobre todo cuando nos referimos al medio rural.

Hoy, marzo de 2017, mientras redactamos estas líneas, varios de mis compañeros construyen una sebe nueva en Cerezales del Condado. Es significativo comprobar que han concluido el primer tramo de cuarenta metros de largo y un metro cincuenta de alto –lo cual exige una delicada labor de ensamblado y trenzado de vilortas, espinos, estacas de palera y de castaño–, antes de que nuestra compañera responsable de comunicación en FCAYC haya logrado subir a Internet el video que da cuenta de ello. La velocidad de la sociedad de la información, por mostrar un ejemplo, tiene otro ritmo cuando te alejas del medio urbano –concretamente un beat de 256Kb de subida en Cerezales del Condado– y, si hablamos de innovación, debemos percibirla de manera situada, en términos de fortalecimiento y conservación del ecosistema, conscientes de la realidad actual de muchas infraestructuras, del peaje impuesto al medio rural en nuestra sociedad y del deseo, pese a todo, por sobrevivir y encontrar entornos donde actualizar o desplegar nuevas actitudes vitales con repercusión en todos los campos de la existencia. Escuchar, aquí, implica mantener la atención y el respeto por el entorno de manera activa, reconociéndonos como una variable más en él, siendo conscientes de que el esfuerzo colectivo radica en ser capaces de situarnos al servicio de “su” agenda, la del propio medio rural, lejos en la actualidad de los plazos cortos.

Sebe Prado bajo FCAYC 6_3_17 (Sandro, Hilario, Maxi, Fer, _A) LQ

Etnoeducación y saberes ancestrales

El nacimiento del Área de Etnoeducación de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia [FCAYC] se produjo en ese contexto de lucha contra la pérdida de población y de tejido, en todos los escenarios de la vida, en el citado medio rural en el cual la institución se encuentra ubicada, en Cerezales del Condado (León) y su entorno geográfico. Etnoeducación es un término hallado en un documento de la UNESCO mientras investigábamos acerca de cómo avanzar hacia la inserción de FCAYC en un vecindario ya existente y al cual hemos sido los últimos en llegar. En nuestro haber consta el hackeado de este término es pronto para valorar el aporte– y la transformación de su marco específico de significado, relacionado con metodología educativa en el ámbito de las comunidades indígenas latinoamericanas, en un espacio de diálogo y acción más amplio. De partida, incorporamos a su código claves educativas locales, así como el tiempo y la capacidad para dotarse de sentido en relación a la citada idea de participación y pertenencia a la vida vecinal de nuestro entorno. Desde dicho área hemos tenido oportunidad de escuchar los distintos grados de decepción que ha supuesto el progresivo abandono de la agenda que hemos citado al inicio y el desamparo ante modelos de economía y desarrollo del territorio destructores del medio rural.

Existen máximas, ideas-fuerza o intuiciones, incluso a modo de denostados eslóganes, que por su sencillez son capaces de desvelar el eco de experiencias pasadas en el presente. El «sola no puedes, con amigas sí» al cual se alude hoy regularmente en hackmeetings, fablabs, incubadoras de innovación social u otras agencias, y que nos induce a repensar nuestro papel y nuestra acción en el mundo, sin duda bebe en este territorio, de mecanismos colectivos de conservación de los bienes comunes, como las hacenderas. Nuestro vecindario extendido contiene innumerables saberes previos a nuestra llegada –entre ellos estas hacenderas, y también métodos de aplicación de la democracia directa, como los concejos, o de preservación de la memoria, como los filandones–, articulados, autónomos e inclusivos, con verdadero potencial innovador aunque parezca una paradoja referirse desde ese ángulo a una práctica que nos lega un tiempo anterior al nuestro. En las hacenderas se comparte tiempo y saber al servicio del cuidado de bienes comunes, que tienen que ver con el uso del agua, con el aprovechamiento del monte, con el mantenimiento del espacio público del pueblo o con la gestión de lo que corresponde a los animales y los vegetales. La hacendera puede ser convocada por distintos tipos de colectivos, por la autoridad o por cada uno de los integrantes del propio vecindario, en función de regiones o prácticas adquiridas. Es un dispositivo profundamente ágil y “desburocratizado”, cercano a aspectos como el deseo, la co-responsabilidad y la voluntad de supervivencia, por encima de agendas.

Coder Dojo FCAYC Navidad 2016

Habitar el territorio, atravesar la economía, atender lo importante

Hacendera Abierta (#HAbierta) nace de la voluntad de participar junto al resto de vecindario de ese deseo por formar parte y aportar vida al territorio, y es propuesta a las demás personas mediante el Área de Etnoeducación de FCAYC, desde donde se comparte la responsabilidad de realizar la llamada a la acción semana tras semana. El subtítulo de #HAbierta aborda, no impone, sus márgenes de inicio: saberes, medio rural y tecnologías. Determina un impulso marcado por la idea de innovación situada, impregnado por el extenso abanico de saberes que reúnen quienes se dan cita cada quince días en las instalaciones que ofrece FCAYC, desde hace 106 semanas (a la fecha de publicación de este texto). Ese deseo nos lleva a analizar distintas situaciones cotidianas en el medio rural con las cuales nos sentimos implicados. Nos lleva a los tres primeros casos de estudio: mejores usos del agua, fabricación digital aplicada a explotaciones agrícolas y ganaderas, y monitorización de animales en el medio rural, se ha sumado un cuarto caso al inicio de 2017 que hemos denominado semillas, germoplasma y culturas de sembrar. Quedan claros los deseos de partida, no solo afectan a FCAYC como institución –nos representamos con una voz y un voto en #HAbierta, al igual que el resto– sino que nacen de acuerdos que nos comprometen y que nos llevan a explorar y a problematizar colectivamente estos entornos.

Ciento seis semanas dan mucho de sí. Vivirlas en un espacio tan fértil, si atendemos a los conocimientos reglados y no reglados que se han citado en ellas, las amplía. A cada sesión acuden personas en situación de paro, empleadas por cuenta ajena, autónomas o jubiladas; hombres y mujeres; universitarias y sin estudios medios o superiores; vecinas del pueblo o procedentes de entornos cercanos; jóvenes, treintañeras, y todo tipo de espectros de edad, hasta alcanzar los 84 años que contemplan a Hilario, quien nos ha enseñado a hacer sebes para mejorar las capacidades de la huerta de prototipado. En las primeras semanas, un grupo de unas cuarenta personas vivimos un proceso de decantación donde se cruzaron expectativas, afinidades y compromisos, hasta articularnos en un grupo actual, abierto y mutable, que crece y decrece en función de los casos de estudio, pero que mantiene una energía estable en torno a veinte personas. En él se suman y, en ocasiones se multiplican, saberes que abarcan: agricultura, ganadería, sociología, informática, periodismo, economía, electrónica, diseño, fabricación digital, carpintería, mecánica, horticultura, apicultura o archivística, entre los más reconocibles y menos hibridados. Todos son compartidos de un modo generoso y al servicio del bien común y, cuando es necesario, los avances que producen son resguardados y licenciados bajo condiciones Creative Commons.

Desde un inicio la intención de habitar el territorio mediante la puesta en práctica de estos saberes ha estado presente en todas las sesiones de #HAbierta. No hemos apartado la vista de la posibilidad de extender a largo plazo el ciclo de estos saberes hasta atravesar la economía. En este momento, el grupo que aborda el caso de estudio sobre mejores usos de agua ha prototipado sus sistemas de control de consumo de agua y de análisis de la calidad del suelo, y los ha testado durante los dos últimos ciclos de siembra y recolección en la huerta que hemos habilitado juntos. Fruto de ello han decidido asumir el reto de transformarse en una empresa y desde FCAYC nos hemos comprometido a apoyarla mediante capital semilla. En paralelo, el grupo motor que aborda el caso de estudio sobre monitorización de animales en el medio rural y que se ha centrado en el caso específico de la apicultura, debate la posibilidad de transformarse en una cooperativa asentada en Cerezales del Condado a partir de sus avances y prototipos funcionales de equipamiento de colmenas. Este caso de estudio ha permitido desarrollar un sistema denominado APIBee mediante tecnologías abiertas, que permite que las colmenas y los apicultores compartan todos los datos necesarios para conocer el estado del colmenar en tiempo real y de manera remota, lo que supone un importante avance competitivo para las explotaciones apícolas locales, presionadas por el menor coste de producción de mieles de otras latitudes. La disminución de la presencia del apicultor en el colmenar para controlar el estado de las abejas redunda en menos costes para el mismo sin pérdida de la calidad ecológica de la miel, y en una mejora de las posibilidades de subsistencia de su explotación. En este instante el sistema presenta, como avanzábamos, versiones funcionales que empiezan a ser conocidas y demandadas por los apicultores y asociaciones apícolas que se han interesado en acercarse a #HAbierta.

Cielo de verano FCAYC foto Delfín

«Sola no puedes, con amigas sí» decíamos anteriormente. Innovar de manera situada exige hacerlo en un entorno de afecto hacia quienes y hacia lo que nos rodea, no vale todo. Implica entender esa amistad como un espacio de relación complejo, transformador –no solo para el resto, sino para la propia institución en el caso de FCAYC–, sensible a todo tipo de crisis, que afecta a los humanos y a los no humanos y capaz de evolucionar en el largo plazo. Implica, además, encontrar momentos a cada sesión para perder el tiempo –la «Agenda HAbierta» lo exige– y demostrarnos con ello que, en nuestro caso, lo urgente (y el modelado de la vida que nos impone) sigue sin vencer a lo importante.

 

Índice de imágenes
1.- Innovación situada (ColaBoraBora, cc by sa)
2.- Sebe prado bajo (FCAYC.org, cc by sa)
3.- Coder Dojo (FCAYC.org, cc by sa)
4.- Cielo de verano (FCAYC.org, cc by sa)
5.- Cerezales del Condado, Vega del Porma (FCAYC.org, cc by sa)

 

Cerezales del Condado Vega del Porma 2.11.16 fcayc.orgFundación Cerezales Antonino y Cinia [FCAYC.org]

La FCAYC está ubicada desde diciembre de 2008 en las antiguas escuelas de Cerezales del Condado, población situada a 23km de León, en el noroeste de la provincia. La FCAYC comparte sus vías de acción a través de exposiciones, conciertos, talleres, proyectos en residencia, producciones propias, coproducciones con otras instituciones y agentes, proyectos en relación al estudio y respeto del entorno y todo tipo de formatos de actividad situados en el territorio y solidarias con la distribución del conocimiento. Los programas de FCAYC se organizan en torno a tres áreas fundamentales de trabajo y con una especial atención al largo plazo: el arte, como entorno de investigación, producción y transformación de presente; el sonido, como ámbito de experimentación y práctica; y la etnoeducación, una metodología y un modo de afrontar distintos procesos de innovación arraigado en las prácticas educativas y propuesto desde el respeto a los vecindarios en los que FCAYC se siente inscrita.

 

ColaBoraBora

En ColaBoraBora nos dedicamos a diseñar y facilitar entornos y procesos de innovación y colaboración centrados en las personas. Explorar, abonar y cimentar, nuevas formas de relación, organización, producción y propiedad, para afectar positivamente el entorno en que las personas viven y trabajan, desde las comunidades de las que forman parte.

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