Finaliza el proyecto Electro Kalinka: “Volveremos a hacerlo”
Cada vez más personas saben lo qué perseguimos. Lo hemos venido explicando muchas veces. Si bien, para comprender y creer en este proyecto lo óptimo es haber sido una de las casi 300 personas que el viernes 27 de septiembre, en la c/ Mas de las Matas del Distrito del Rabal, asistieron al lanzamiento final del proyecto Electro Kalinka.
Se abrió fuego con un curso acelerado de videomapeo, micrófono en mano, donde la fuerza de los gritos del público iba perfilando las líneas de la fachada de la Casa del Director. Al poco tiempo, unos segundos de penunbra y arrancaba la fiesta de la Electro Kalinka, “demo” del futuro Festival de las Luces de Zaragoza. Nada ni nadie lo iba a parar.
Un medio artístico conocido por muchos es un medio libre. Atrás quedaron los seis talleres gratuitos para aprender la técnica del videomapeo. Paso a paso. Con buenas dosis de buen rollo y cariño por el arte compartido, toda la gente que participaba iba con la firme intención de pasarlo bien y hacerlo pasar bien.
La voz de María de Rada, sí, sí, la que todos los días te canta la siguiente parada del tranvía, invitaba con un “estimados pasajeros…” a que te dispusieras a tener un buen viaje. Acto seguido, unos logos oficiales algo “electrizados” daban paso a la mano maestra de J. B. Flores, bestia parda de la gráfica de animación.
Y la Casa del Director dijo “¡hola!” y habló del pasado industrial de las calles del distrito. Allí la gente ya comprendía que esto era sobre ellos mismos. Y la casa expuso lo mejor de un Flores que mostraba escenarios arcade, como de los antiguos videojuegos de plataformas donde el sonido invitaba a retrotraernos a los antiguos recreativos.
Esto está que arde, ojo a los gritos de la gente.
Turno para Edu Cortina, quien además estaba a los mandos del MadMapper. En esos ojos hay muchos kilómetros, de festival en festival. Saber lo que funciona, lo que no tanto. La paciencia adquirida en noches de insomnio. Nos lo estábamos pasando en grande cuando de repente, ¡flash! La casa parecía arder. Hay a quien se le escapaba un grito. Brutal.
¿Pueden unos niños de 4 a 11 años colaborar con un grupo de ska-punk? Ahora sabemos que sí. Sus caras, sus gestos, sus manos dibujando con plastilina. Algunos andaban por ahí y flipaban. ¿Cómo he llegado yo allí, mamá? El resultado de su participación fue tan sorprendente como definitivo. Esto ha sido cuestión de mucha gente.
Nuestra voz en off narraba que, desde el barrio de La Jota, el grupo Embers Path venía a sumarse a la fiesta. Un power trio de armas tomar con una propuesta de reagge, ska-punk y mucho saber hacer en esto de tirar de la gente. Se había corrido la voz por la ciudad y hubo quien ya se había olvidado para qué había venido.
Los Embers Path partiendo la pana en la Casa del Director
Y llegaron las sabias manos del chamán. Yaguart se puso al volante y, en comandita con los Embers Path, decidieron romperla. Aquí habíamos venido a pasarlo bien hasta el mismo final. Vimos la auténtica casa de locos en que convirtió el artista todo aquello sin pausa, los 35 minutos de música y gráfica más emocionantes en años.
La peña gritaba “ooootraaa, oootraaa”, pero tras el último acorde la voz en off dio despedía la jornada: “Estimados pasajeros, Electro Kalinka termina aquí…”. Al encender los focos, se pudo adquirir verdadera dimensión de toda la gente que había. Una pila de gente en la calle sin contar con quienes disfrutaban desde sus balcones. Así sí merece la pena.
Aquel día, los siete proyectos MIE habíamos sacado a la calle todo nuestro trabajo. Del primero al último, fuimos pasándonos el testigo para ser Mr. Farenheit por un rato. Voy a usar estas últimas líneas para hacerte una promesa de tú a tú: Volveremos a hacerlo. Porque el mundo que nos ha tocado vivir está llenos de retos. ¿Te vienes?