Sólo unos pocos conocen el origen de Made in Zaragoza, la red de economía creativa de la capital aragonesa compuesta hoy por más de cien iniciativas on y offline. Éste se remonta a 2012 en el barrio degradado de San Pablo de la ciudad.
¿Qué tienen en común una camiseta de segunda mano, una tabla de skateboard, una rueda de bicicleta, un taller de estampación, un centro de margaritas o una mochila portabebés?. Sería difícil encontrar un punto en común si no fuera porque todos son productos que puedes encontrar en la red de economía creativa Made in Zaragoza. Una iniciativa gestada en 2012 entre los fogones de Zaragoza Activa y que contaba inicialmente con apenas treinta proyectos creativos de la ciudad. Desde entonces esta red ha ido creciendo despacito, pero con buena letra (29 grandes eventos lo evidencian) y actualmente la componen cien nuevas iniciativas que habitan ambos mundos, dentro y fuera de internet.
Sin embargo, sólo unos pocos afortunados conocen el origen o, aún menos todavía, el ambicioso objetivo inicial de Made in Zaragoza. Éste se remonta a una iniciativa pública local con un ingrediente social muy fuerte y cuya misión original fue revitalizar el degradado barrio de San Pablo de la capital aragonesa. Años de prostitución, drogas, delincuencia y desidia institucional hicieron del Gancho, así es como lo llamamos de toda la vida, el principal centro de marginalidad de Zaragoza. Una zona urbana que habita en el corazón de la ciudad y que durante décadas se convirtió en un inseguro ghetto de inmigración, hogar de vecinos entrados en años que veían apagar sus escaparates uno detrás de otro. Así que llegados a este punto y con el proyecto PICH* como telón de fondo, unos cuantos técnicos públicos se remangaron la camisa y buscaron alternativas atractivas y sostenibles que lograran dinamizar estas pocas, pero peleonas, manzanas zaragozanas.
En sus primeros seis meses de vida en 2012, Made in Zaragoza organizó quince mercadillos de corte europeo que lograron atraer a cientos de personas a esta zona olvidada del casco histórico. La idea funcionó más que bien y otros comercios de la zona, conscientes de la oportunidad de dar visibilidad a sus proyectos, pidieron entrar en la red. Así nació el germen de lo que hoy conocemos como Made in Zaragoza, un cluster urbano que acoge todo tipo de proyectos que reúnan dos condiciones: cumplir con sus obligaciones fiscales y proporcionar productos o servicios que se incluyan en el inmenso cajón de la economía creativa de la ciudad. Un cajón muy despierto que cobija, entre otras muchas categorías, moda y complementos, artesanía, productos infantiles, diseño gráfico, fotografía, objetos de segunda mano, restauración o artículos de regalo. Sólo hay que entrar en su blog para entender la riqueza y diversidad de las docenas de proyectos innovadores que transitan nuestras calles. Un blog que, por cierto, dinamizan y alimentan voluntariamente conocidos bloggeros del panorama cultural de la ciudad y que supone un espacio de información independiente capaz de manifestar la calidad de los productos y servicios integrados en esta red de emprendedores.
El futuro de Made in Zaragoza
Una vez logrado su objetivo inicial de revitalizar el barrio de San Pablo, Made in Zaragoza amplió en 2013 sus límites y se convirtió en una marca de la ciudad que abarca hoy todos aquellos barrios que alojan proyectos creativos. Una marca que ha evolucionado y madurado en comunidad y que se repiensa en 2016 según Milagros Arrebola, coordinadora de la iniciativa en Zaragoza Activa, “como un proyecto público que a través de una web facilita la visibilidad de los emprendimientos integrados en la red, y cuyo objetivo es convertirse en punto de encuentro entre creativos y ciudadanos”. Otra de las grandes novedades que trae el 2016 es que Made in Zaragoza aparca la gestión de los eventos y mercados. Según Arrebola, “los grandes eventos como La Placica Vintage son ahora iniciativas rentables que fomentan la economía local y por eso pasamos el testigo a manos privadas. Desde Zaragoza Activa queremos centrar nuestro trabajo en otras iniciativas emprendedoras que también necesitan un impulso especial.”
Hoy uno ya no evita la calle Las Armas cuando se acerca al barrio del Gancho de Zaragoza. Ni las calles de San Blas, Predicadores o Boggiero. Y es en parte gracias a Made in Zaragoza y al desarrollo de eventos como La Placica Vintage, Market-Re-Place o La Noche de los Tenderos Creativos que han puesto este barrio en el centro de la agenda cultural de la ciudad. Según Raúl Oliván, director de Zaragoza Activa, “es el resultado de crear un círculo virtuoso capaz de revivir comercios, dar vida, iluminar las calles con escaparates que atraigan familias y nuevos moradores que, a su vez consuman, generen comercio y vigilen sus calles.” Y todo ello tratando de no caer en la especulación de la zona, evitando crear un barrio hipster y alternativo en el que no tengan cabida los vecinos de siempre. La red Made in Zaragoza ha pasado en cuatro años de acoger treinta proyectos a cien, de desarrollarse en una zona muy degradada de la ciudad a extender sus ramas por otros distritos urbanos que florecen (creativamente hablando), y cuya misión actual poco tiene que ver con las inquietudes públicas iniciales. Sin duda, Made in Zaragoza es el fruto de la combinación de muchos factores complementarios de naturaleza pública y privada pero, sobre todo, es el producto de dejar trabajar a una comunidad de personas muy vivas con la determinación de probar ideas nuevas en comunidad. De ser capaces de evolucionar según las necesidades y soltar las amarras de iniciativas públicas que ya pueden volar solas.
*Plan Integral del Casco Histórico
Fotos: Esto no es un solar y Made in Zaragoza