Con este post comienza un viaje al futuro. Hacia un futuro proyectado desde el deseo colectivo de una vida que merezca la alegría ser vivida. Un viaje tan ilusionante como arriesgado e ineludible, con el que adentrarnos en el tan prometedor como muchas veces pantanoso campo de la innovación con apellido social. Un viaje en el que iremos hallando piezas para componer una especie de caleidoscopio que funcione a modo de brújula para ir a la deriva. Una deriva, no en el sentido de estar perdidas, sino como practicaban los situacionistas, de perderse para encontrarse, para ir al encuentro de lo diferente, para despertar y avivar el gen de la curiosidad.

 

Con este post lanzamos una invitación a sumarse a una expedición que tiene como punto de partida nuestro presente, tan manierista como lleno de alternativas cada vez más reales y vigentes en nuestra vida cotidiana, que nos permiten soñar despiertas con una transición hacia sociedades más econscientes, más colaborativas, más justas. Una expedición motivada tanto por la creciente incertidumbre ante el mañana, como por ser cada vez más conscientes de que eso que esté por venir, depende en gran medida de que consigamos abandonar el círculo vicioso en que estamos atrapadas; y que lo abandonemos, no cada una a su suerte, sino sabiéndonos en común, recuperando la idea de apoyo mutuo.

Con este post iniciamos una aventura en la que ninguna seremos turistas esperando a ser guiadas, sino exploradoras dispuestas a abrir nuevas vías. Una aventura en la que nosotras desde ColaBoraBora, mes a mes iremos señalando posibles puntos de interés, en los que nos encontraremos con personas que ya habiten esos lugares, que nos ayuden a profundizar y problematizar en distintas cuestiones, y con las que especularemos sobre futuros posibles y deseables.

Porque con este post, sobre todo lo que pretendemos es abrir una posibilidad especulativa, que nos permita evadirnos, en la medida que seamos capaces, de la necesidad-imposición de ser eficaces, pragmáticas, aplicadas, lineales, finalistas. Una oportunidad para imaginar y hacer conjeturas, para salirnos de la caja y atravesar el marco de representación establecido.

Un itinerario con múltiples entradas y salidas, por una sección que hemos denominado ‘What if…?’, en la que durante los próximos 20 meses trataremos sobre los cambios en las formas de hacer (los cómos) para transformar y afectar positivamente nuestros entornos y buscar soluciones a problemáticas concretas (los qués). Una sección en la que jugamos con la idea especulativa de qué pasaría si…

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Qué pasaría si nos atrevemos a cambiar las formas de relacionarnos y organizarnos; si damos el paso de lo competitivo a lo cooperativo, de lo centralizado a lo distribuido; si jugamos con los roles y las jerarquías; si pensamos sobre nuevas formas de mutualismo, sobre el desarrollo y sostenimiento de procesos, sobre la co-responsabilidad entre lo público, lo privado y el papel protagonista de la sociedad civil auto-organizada… Que pasaría si de una vez por todas ponemos patas arriba el sistema educativo, que nos encierra en el aula para conformarnos como trabajadoras (incluso como trabajadoras en paro) antes que como ciudadanas. ¿Nos imaginamos una educación que potencie las distintas inteligencias según las distintas personas, sus deseos, necesidades y capacidades; una educación expandida, donde todas aprendamos de-con todas, en la que el incentivo sea el disfrute por el conocimiento y no la línea curricular? O qué pasaría si nos atrevemos a salirnos del carril unidireccional y en vía muerta del modelo de producción capitalista (tanto industrial fabril, como cognitivo de laboratorio) y nos ponemos a trabajar entrelazando las posibilidades que ofrece la tecnología. con la filosofía maker y la lógica procomún; encaminándonos hacia la abundancia desde el decrecimiento. Si ponemos en cuestión la centralidad de la cada vez más limitada idea de empleo, como factor central de vertebración social, dignificador de la persona y vehículo de acceso a la renta; para ampliar el espectro hacia la idea de vida activa, como forma de generación y retorno hacia-desde la comunidad. Y si tratamos de remezclar esas otras economías cada día con más nombres (solidaria, colaborativa, feminista, directa, P2P, del bien común, azul, circular, en transición…), intentando rescatar de ellas los aspectos más significativos, en una caja de herramientas compartidas y no en una competición entre modelos emergentes.

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Tocando estos tres pilares (modelos organizativo / educatico / económico-productivo) el futuro imaginado desde los nuevos escenarios que surgirían, ya sería bien distinto al que nos dicen abocadas. Pero yendo más allá ¿qué pasaría si sumamos a todo esto otros muchos ingredientes que nos permitan emprender nuestros proyectos y la propia vida desde una perspectiva de transformación holística e interdependiente? ¿Qué pasaría si…?

…Si introducimos en la ecuación el factor territorio, la idea de ecosistema sostenible y permacultural, lo glocal, el km0, la interrelación entre lo físico y lo digital, el flujo entre lo urbano y lo rural, la movilidad y accesibilidad o la gestión de las externalidades …Si pensamos en claves de diseño social y prototipado, de procesos, de sistemas, de productos y servicios; de un diseño responsable, al servicio de las personas y sus necesidades, que pueda proponer predecibles innovaciones incrementales, pero sobre todo, que sea capaz de proyectarnos a posibilidades anticipatorias y disruptivas …Si nos guiamos por los principios de lo libre y abierto y la ética hacker, basados en el acceso a la información y al código fuente; la copia, reutilización, mejora, agregación y remezcla de activos, combinadas con otros valores como pasión, conciencia social, creatividad o accesibilidad; y una actitud ecológica que se resume en la premisa «Ningún problema debería resolverse dos veces» …Si desprogramamos el gen individualista para reconocernos en la potencia de lo crowd, de la inteligencia colectiva; una potencia que no se conforma en una masa informe, sino en una multitud de individuos empoderados, intentando ser comunidad colaborando, sumando para multiplicar, desde la lógica de dar lo mejor de una misma, para recibir lo que cada cual necesita …Si junto al papel de las tecnologías duras (aparatos, infraestructuras, productos, plataformas…) ponemos en valor en todos estos procesos transformadores las tecnologías blandas (sistemas, estrategias, procedimientos, servicios…) y su aplicación a la educación, la cultura, la organización social, el management, la administración, la economía, los modos de creación, producción y distribución, la comunicación, etc. …Y si además de en lo duro y lo blando, ponemos la atención en lo trans, en las membranas y los puentes, en los entres, en los flujos e intercambios, en lo dialógico, la conectividad, las mediaciones y la hibridación… ¿Cómo serían los ecosistemas de innovación surgidos de la afloración y de la interacción entre todos estos ingredientes?

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Pero la proliferación de nuevos ecosistemas de innovación no asegura por si misma un cambio de sistema que a la vez propicie un cambio de paradigma. En realidad, estamos asistiendo a la asimilación e instrumentalización de muchos de estos entornos de innovación y de la entusiasta energía que fluye por ellos, para seguir engrasando y actualizando los engranajes del capitalismo, buscando que todo cambie para que todo siga igual. Es necesario introducir otros factores que desestabilicen las convenciones, que liberen nuestros cuerpos y mentes de lo normativo.

¿Cómo lo hacemos? Probablemente lo primero sea situar los cuidados y el mantenimiento de la vida, no como una externalidad sino como el centro del sistema; lo productivo al servicio de lo reproductivo y no al contrario; visibilizando y valorizando nuestras interdependencias, afectos y vulnerabilidades, como potencias y no como debilidades; en definitiva, redefinir nuestro sistema de convivencia desde la lógica de la ética feminista y el copylove. Una transformación que nada tiene que ver con una lucha de géneros desde una perspectiva de confrontación binaria, sino con abrirnos a la diversidad, a la pluralidad de sentidos, de relatos, de subjetividades, de lenguas y lenguajes. Porque en este viaje al futuro, entre otras muchas cosas, nos encontraremos con muchas palabras nuevas, desconocidas, resignificadas, a recuperar, a hackear. Porque… ¿qué pasaría si dejamos utilizar la tergiversada economía y comenzamos a llamarla ecoSInuestra; si cambiamos la ciudadanía por la cuidanadía; o si abandonamos la violencia para empezar a actuar de manera bio-lenta? El cambio simbólico es el inicio de la verdadera RE-evolución.

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Además de mirar hacia nosotras mismas, esta aventura transformadora tendrá mayor recorrido si la hacemos conectadas internacionalmente; mirando a la vieja y cada vez más desconcertante Europa de la que somos parte; a la emergente Latinoamérica con la que mantenemos esa relación de hermanamiento postcolonial y de la que tenemos tanto que aprender; o a la desconocida Africa, que tenemos tan cerca y a la vez tan lejos, que nos provoca entre miedo, vergüenza e incapacidad de respuesta y con la que debemos tender puentes de doble dirección. Una mirada internacionalista, entendiendo el mundo como una gran red P2P, como una compleja realidad global compuesta por una suma de realidades locales contextuales.

Y ya, por si el reto no fuera suficiente… ¡Y si nos atrevemos a medir! O al menos a entrar en la problematización de la idea de medir y de qué y cómo medimos. Porque frente a la deseable posibilidad de vivir plenamente (de manera inconmensurable), cada vez más todo está medido, cuantificado. Y podemos seguir resistiéndonos a ser medidas y/o tratar de afectar al sistema de medición para que se ajuste a lo que tiene que medir y no al contrario. Trabajar en el diseño e implementación de sistemas de indicadores y de evaluación acordes a los retos que tenemos por delante, a la realidad y tipología de las iniciativas que estamos activando para afrontarlos, y a la situación de futuro que nos gustaría alcanzar. Desarrollar sistemas de indicadores y de evaluación adecuados a una idea de valor ampliada, desde por ejemplo un enfoque de triple balance y la diversificación de capitales y retornos. Y quizá más importante: si es que hay que medir, medir a largo; marcando hitos, pero levantando la mirada para dejar de pensar-actuar de manera cortoplacista.

¡Cuántas cosas! ¡Menudo viaje! ¿No?… Pero recordad, con este post sólo queríamos anunciar el inicio de esta aventura especulativa, en la que trataremos de alimentar el deseo de este proceso de transformación en el que en realidad ya estamos inmersas, que no es a futuro, sino en presente.

Un post que es un llamamiento para incorporarse a una expedición, en la que cada mes abriremos una veta de conversación. Distintas personas, distintos estilos, distintas grietas por las que aventurarse. ¿Te sumas?

¿Cuáles son tus retos, tus inquietudes, tus ‘y si…’ con los que complementar esta invitación a imaginar juntas un futuro que merezca la alegría ser vivido?

 

Índice de imágenes:
1.- Tipos de futuro (basado en Hancock, T. & Bezold, C., ColaBoraBora, cc by sa)
2.- Procomún (ColaBoraBora, cc by sa)
3.- Otras economías (ColaBoraBora, cc by sa)
4.- Economía feminista (ColaBoraBora, cc by sa)
5.- Ruleta de capitales (ColaBoraBora, cc by sa)

ColaBoraBora

En ColaBoraBora nos dedicamos a diseñar y facilitar entornos y procesos de innovación y colaboración centrados en las personas. Explorar, abonar y cimentar, nuevas formas de relación, organización, producción y propiedad, para afectar positivamente el entorno en que las personas viven y trabajan, desde las comunidades de las que forman parte.

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2 Comments

  • Víctor, 8 noviembre, 2016 @ 7:50 Reply

    Muy interesante el enfoque de prospectiva de futuros y toda la cultura transformadora y de cambio que se propone. ¿qué acciones se pretenden impulsar a partir de la propuesta?

  • Ricardo_AMASTE, 8 noviembre, 2016 @ 10:36 Reply

    Aupa Victor.
    Desde ‘What if…?’ no hay unas acciones concretas que se pretendan impulsar. Se trata más bien de introducir una serie de factores que ayuden a que cuando cada cual imagina y plantea futuros posibles, lo haga atravesada, teniendo en cuenta, afectada por esos factores. Propiciar un caldo de cultivo, avanzar hacia un estado de las cosas, que las mentes y las acciones se conecten, decantando el futuro hacia posibilidades vitales justas, sostenibles, en común.
    Quizá suene un poco abstracto, pero de lo que se trata es de que cada cual y en comunidad tratemos de llevar a la práctica o de poner en cuestión esas ideas que se irán planteando en los diferentes post. Acciones de todo tipo. Acciones que ya están pasando. Cada día veo como suceden más de este tipo de iniciativas de futuro.

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