No somos filósofos, pero sí emprendedores. Y todos en algún momento de nuestras vidas hemos iniciado proyectos, comenzado trabajos, y realizado tareas con la idea de provocar cambio, generar impacto y transformar el mundo. Hoy, hablamos de estoicismo.
Emprender va más allá de ganar dinero y de aumentar nuestro patrimonio, el motivo es más importante que la motivación. Tener una razón es clave para acometer un negocio, especialmente para poder afrontar las dificultades y los riesgos que vengan, porque tarde o temprano vendrán.
La mayoría de nosotros conocemos las aptitudes básicas de los emprendedores; inventiva, pasión, visión, entereza, confianza, empatía, responsabilidad, decisión, etc., aunque a la hora de la verdad nos olvidamos de ellas y huimos de la moderación y de la prudencia, abrazamos la inmediatez e imprimimos excesiva velocidad ignorando etapas del proceso emprendedor.
Buscamos mecanismos y recursos para alcanzar rápidamente los objetivos, inspeccionamos aplicaciones para aumentar el rendimiento, exploramos programas informáticos “software” que simplifiquen nuestras tareas y que nos aporten mayores beneficios, en definitiva intentamos encontrar fuera lo que deberíamos reconocer en nuestro interior.
Filosofía para emprendedores es reflexión y práctica. Es identificar la posibilidad de lograr lo que queremos y averiguar la verdad del porqué lo hacemos. También perseverancia para no rendirse y concentración en la meta. Supone preguntarse constantemente y dejarse ayudar por los que más saben. Es cultivar la cultura del esfuerzo y trabajar muy duro.
La filosofía “estoica” -o la corriente del estoicismo- no es única, no es abstracta ni teórica. Está diseñada por y para nosotros con la finalidad de superar los obstáculos que la vida nos presenta. Es nuestro refugio y apoyo; la herramienta definitiva y el sistema operativo impecable para llevar una gran vida personal y laboral.
Pero no debemos usar este conjunto de prácticas como una guía para ser superatrevidos, audaces y heroicos. El estoicismo no persigue ser considerado una fórmula magistral y mágica, sino una serie de principios que no definen un camino claro, pues ese es nuestro reto, nuestro análisis, nuestra aventura y nuestra trayectoria.
El camino del emprendimiento lo es todo, para recorrerlo nos comprometemos a prepararnos mediante ejercicios basados en filosofías antiguas, como la estoica. Hay infinidad de ellos, pero en mi opinión personal estas enseñanzas son las más provechosas en la filosofía práctica para emprendedores.
Estas técnicas y pruebas de la filosofía estoica resumen, a grandes rasgos, habilidades y cualidades que podemos perfeccionar y emplear en cualquier ámbito de nuestra vida. Ejercer el autocontrol, meditar, entrenarnos, rectificar, tomar conciencia, observar, elegir, sensibilizarnos, vigilar y apreciar lo que somos y tenemos.
“Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de la práctica”. Séneca.
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