El programa MIE (Mediación, Innovación y Emprendimiento) arrancó en Zaragoza Activa, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, el pasado febrero de 2017 y ya es un claro ejemplo de cómo se puede transformar la figura del funcionario en un mediador-emprendedor que actúa como agente de cambio en su área de especialización.
Evidentemente, aunque cada elemento es importante, es la suma lo que da sentido a la ecuación:
El punto de partida en un proyecto de mediación es claro: mapear los agentes relevantes para cada proyecto. En muchos casos, los mediadores y mediadoras conocían muy bien una parte de la comunidad implicada de la que formaban parte ellos mismos, sin embargo, el mapeo les permitió descubrir otras asociaciones, personas e instituciones de gran relevancia, que podían formar parte del proyecto.
¿Cómo se hizo? Partiendo de una limitación geográfica inicial (no olvidemos que nos enmarcamos en el Ayuntamiento de Zaragoza y que el tiempo es limitado), comenzamos con una investigación general con foco en asociaciones, emprendedores, empresas, instituciones y otros agentes relevantes en función del área de interés de cada proyecto / mediador. En unos casos, las asociaciones, colegios y centros cívicos fueron referente, mientras que en otros casos, las empresas, cooperativas y colectivos aficionados tenían más peso. En todos los casos, la fuente de información más interesante fue la entrevista personal. El mediador ha de salir del edificio y ser, ante todo, “escuchante”, conector y documentador.
Tras el mapeado (o paralelamente), debemos diseñar la estrategia. Comenzamos con el por qué, como reza Simon Sinek en su famosa charla TED sobre “El círculo de oro” (más de 32 millones de visitas) y continuamos con un enfoque de “inception” para la puesta en marcha de proyectos, que incluye dinámicas bien conocidas en los entornos de emprendimiento, como el “elevator pitch”, con el que buscamos sintetizar el mensaje para ser eficaces en la comunicación de los proyecto, y otras menos conocidas pero muy útiles, como definir lo que NO QUEREMOS que sea el proyecto, con el ánimo de enfocar el objetivo. Todo ello, compartido con el resto de mediadores y mediadoras, consiguiendo un feedback inmediato con el que seguir aprendiendo todxs de todxs.
Y con objetivos definidos: comenzar a hacer, a escribir, a compartir.
Los mediadores y mediadoras han organizado talleres y encuentros dirigidos a fomentar la consolidación de las comunidades, a ayudarlas, a mezclarlas, a ponerlas en contacto y a que compartan experiencias para que se sientan parte de una comunidad mayor.
En muchos casos, visibilizarlas ya es suficiente incentivo. En unos casos, es conocimiento o experiencia lo que reciben de su participación. En otros, el retorno ha de ser en aumento de la proyección y el prestigio dentro o fuera de los entornos especializados. Sea lo que sea, hemos de pensar en el retorno o las personas implicadas dejarán de participar en algún momento. Buscamos la sostenibilidad de las comunidades y esto implica dar y recibir.
En este contexto, innovar tiene que ver con generar y aplicar conocimiento pero, sobre todo, con compartirlo y es ahí donde la palabra MEDIACIÓN cobra todo su sentido.
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