G-Fire es una de las organizaciones a las que irá destinado el dinero recaudado el 23 de junio en el reto social de La Colaboradora “Mójate por los Refugiados“. Hablamos con David Barrio, su presidente, para conocer un poco mejor el trabajo que realizan con los refugiados en Grecia.
¿Quiénes integran G-Fire?
Somos una pequeña ONG o “familia”, como a nosotros nos gusta decir, compuesta casi en su totalidad por bomberos de Castilla y León. En total, somos unas 40 personas las que decidimos unirnos y participar activamente en este proyecto de ayuda a los refugiados.
¿En qué consiste la labor de asistencia que hacéis en Grecia?
Las labores han ido evolucionando en función de las cambiantes situaciones y decisiones políticas de esta crisis. Lo que empezó como una tarea de vigilancia y rescate a pie de costa en la isla griega de Lesbos en turnos de 12 horas (normalmente de 12 de la noche a 12 de la mañana) fue ampliándose hasta tener un equipo de ayuda en distintos campos de refugiados de la isla y otro equipo en los campamentos del norte de Grecia, en la frontera con Macedonia. Ha sido una tarea en constante renovación dado que dependemos siempre de las nuevas decisiones políticas que tomen los gobernantes.
¿Por qué os embarcasteis en esta misión?
El continuo bombardeo de noticias trágicas sobre muertes en el Egeo por parte de los medios de comunicación hace que algo se remueva en cualquier persona y a partir de ahí, puedes decidir hacer algo o no. Nosotros teníamos conocimientos específicos para aplicar a labores específicas, posibilidad de contar con días libres y ganas de hacer algo sobre el terreno y no desde casa. Nuestra pregunta pasó a ser: ¿por qué no embarcarnos en esta misión?
¿Podrías describir a las personas a las que habéis ayudado durante vuestro tiempo en Grecia?
Para responder a esta pregunta prefiero poner en situación a quien lea esto. Supongamos que hay una guerra en España o Europa y tenemos que huir, ¿qué tipo de gente huiría? La respuesta es todo tipo de gente: mujeres, hombres, niños, ancianos, clase alta, media, baja… Se asiste a todo tipo de personas, en su mayoría sirios, pero también muchos iraquíes, afganos, paquistaníes… Incluso hemos llegado a encontrar en algún bote a gente de origen cubano.
¿En qué circunstancias de salud llegan?
Depende mucho de la época del año y de las condiciones del mar y meteorológicas. Hasta ahora, casi siempre llegan con frío -hipotermias severas en el caso del invierno-, crisis de ansiedad, muy asustados. Pero también llegan con cierta alegría, o llegaban, porque inocentemente pensaban que su viaje a Europa había terminado cuando, por el contrario, lo único que había hecho era empezar.
¿Cómo son sus embarcaciones?
En su mayoría son botes neumáticos muy precarios que pese a estar preparados para llevar a unas doce personas, suelen llegar con una media de cincuenta.
¿Alguna historia personal te ha marcado especialmente?
Historias personales hay miles, tantas como personas han llegado. Ninguna es una historia feliz; muchas de ellas son, de hecho, historias desgarradoras. Pero por mi parte prefiero no hacer hincapié en esas historias tristes sino recordar cómo esta gente ha salido adelante, sobreviviendo a una guerra, a mafias, a terroristas, a una travesía indecente por mar, a cientos de kilómetros de caminatas, a cierres de fronteras, a humillaciones por parte de ciertos sectores de la sociedad europea, a agresiones físicas y verbales y a un largo etcétera. Recordar cómo siguen teniendo esperanza y ganas de seguir adelante, intentando sobre todo buscar un futuro mejor o, simplemente, un futuro para sus hijos y familiares.
Laura Gil
Periodista y consultora de comunicación. En la tarea de hacer comprensible, amena y precisa la información de salud y ciencia. En este blog, escribo sobre proyectos, ideas y personas de #ComunidadZAC.
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