La economía feminista de la ruptura propone una estrategia alternativa: centrar el análisis en los procesos de satisfacción de las necesidades humanas. Esto supone introducir elementos tales como el afecto, el cuidado y el establecimiento de vínculos sociales. Supone también revalorizar y reconocer la especificidad de los trabajos femeninos.

Desde esta perspectiva, el concepto de cuidado se ha ido construyendo desde el feminismo sobre la observación de las prácticas cotidianas y mostrando la complejidad de arreglos que permiten cubrir las necesidades de cuidado y bienestar. Precisamente, los cuidados no solo pertenecen al ámbito doméstico y al de la salud, ya que son todas las actividades para la sostenibilidad de la vida, por lo tanto, estos traspasan todos los ámbitos donde el ser humano interactúa.  Así, el concepto de cuidado desde la economía feminista, se ha ido redefiniendo sobre la crítica y el análisis de experiencias habituales de cuidados en una comunidad, así lo constatamos en el primer taller realizado el 7 de abril, “Cuidados: desmontando el Iceberg”, a través de tres ámbitos concretos:

  • Familia y Estado: la incorporación de la mujer en el mercado laboral, la falta de corresponsabilidad por parte de los hombres en asumir estos trabajos, y la crisis sistémica traducida en menos ayudas sociales por parte del Estado para las familias, se ha traducido en que sean las empresas privadas o personas a nivel individual, la mayoría de ellas mujeres migrantes, las que asumen estos trabajos, caracterizados por  la escasez de los derechos laborales, salarios muy bajos, jornadas  que sobrepasan las ochos horas,… Todo ello, se traduce en una mayor precariedad en el sistema de cuidados actual, tanto por parte de la persona que cuida, como de  la que recibe cuidados, ya que se sacrifica una parte esencial del cuidado, el que exige reflexión, apoyo, reciprocidad y confort, para sustituirla por mero asistencialismo. Además, esta situación ha desembocado en que los colectivos con menos recursos no puedan acceder a estos servicios.
  • Instituciones de la sociedad civil: existe una falta de cuidados en los grupos sociales (sistema educativo formal e informal, instituciones públicas, en los equipos de trabajo, etc). En este sentido, se debería incidir en el hecho de que los seres humanos somos interdependientes y  no autosuficientes, como el sistema capitalista nos ha hecho creer, al igual que  todas las especies llamadas sociales, la ayuda de los y las congéneres, es una necesidad primaria de las personas. Sin la ayuda de las demás, ningún ser humano puede sobrevivir, por muy fuerte, inteligente, sano, hábil, etc., que sea.
  • Medio ambiente: dentro de la noción de interdependencia y las diversas interconexiones que sostienen la vida, la importancia del entorno y el cuidado del medio-ambiente se convierten en un eje de análisis: no se puede respetar la vida humana si no se cuida el entorno natural (así como el social) en el cual se halla insertado, que es lo que posibilita precisamente esa vida. Atentar contra el medio ambiente supone atentar, a su vez, contra la existencia de la vida humana presente y futura.

Desde esta mirada, recapacitar en la relación entre feminismo y cuidados, nos permite cuestionar, no sólo el papel de la familia, el Estado y de la oferta mercantil, desde el ámbito reproductivo-productivo, sino incluir en esta dinámica a todas las instituciones de la sociedad civil, los sistemas educativos y legales, y los sistemas de creencias, además de nuestra relación con el medio ambiente.

Justamente, la pedagogía de los cuidados gira en torno a la idea de poner la vida en el centro en todos los ámbitos donde participamos. Mediante este modelo se otorga centralidad a valores y capacidades como: el cuidado, la solidaridad, la empatía, la autonomía, la autoestima, las relaciones afectivas, el empoderamiento, la participación y un largo etcétera que además de conceder el valor al trabajo que históricamente han desarrollado las mujeres para el sostenimiento de la vida, reconoce que la interdependencia y ecodependencia  es lo que nos hace más fuertes y donde reside la fortaleza social, moral y política de una comunidad.

Así, la formación a través de talleres para la futura implantación de redes de cuidados, favorecerá espacios para dar a conocer la propuesta de un nuevo paradigma pedagógico en la comunidad educativa, las administraciones públicas, los agentes sociales de desarrollo, movimientos sociales, colectivos feministas, sindicatos, asociaciones, emprendimientos  y ciudadanía en general. Esto nos permitirá hablar de nuevos modelos de reproducción social a través de la ciudadanía, o lo que es lo mismo, instaurar el concepto de cuidadanía, del que hablaremos en el próximo taller.

¡Anímate a venir y hagamos nuestra propia revolución a través de los afectos!

 

Inscripciones para el taller aquí: Redes de Cuidados. Hacia la sostenibilidad de la vida.

 

María Añover López

Doctora en Relaciones de Género y Máster en Gestión de Políticas y Proyectos Culturales por la Universidad de Zaragoza. Activista feminista desde mis primeros años en la Universidad del País Vasco, en la cual cursé Antropología Social y Cultural, he colaborado en diferentes proyectos y planes destinados a terminar con la violencia machista y el heteropatriarcado en Aragón . Además de realizar artículos en revistas especializadas de investigación, sobre la situación de los diferentes sujetos políticos feministas y las reivindicaciones y luchas en contra de la discriminación por género, especialmente en temas vinculados con las economías feministas y nuevas formas de emprender. Actualmente, trabajo como Mediadora de Innovación y Emprendimiento (MIE) en Zaragoza Activa(ZAC) y CEMINEM ( Universidad de Zaragoza), desarrollando el proyecto Red de cuidados, es decir, poniendo en el centro la sostenibilidad de la vida.

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